Las cifras son devastadoras: más de un millón de trabajadores sanitarios han enfermado por el coronavirus, de los que 4000 han muerto. La pérdida de vidas y las secuelas del virus, no solo físicas sino económicas y sociales, son una llamada de atención urgente para hacer más para protegernos a nosotros mismos y a los demás, asegura la agencia de la ONU que vela por la salud en las Américas.