Jóvenes, hijos de firmantes del acuerdo de paz, del corregimiento de San José de Oriente, en La Paz, Cesar, ensayan con sus instrumentos musicales distintos cantos por la unión de sus pueblos, en el corregimiento de San José de Oriente, en La Paz, Cesar (

La orquesta de la reconciliación: al son de la paz

UNVMC/Jorge Quintero
Jóvenes, hijos de firmantes del acuerdo de paz, del corregimiento de San José de Oriente, en La Paz, Cesar, ensayan con sus instrumentos musicales distintos cantos por la unión de sus pueblos, en el corregimiento de San José de Oriente, en La Paz, Cesar (Colombia).

La orquesta de la reconciliación: al son de la paz

Paz y seguridad

Con instrumentos musicales y a ritmo de vallenato, firmantes del acuerdo de paz y sus hijos, componen una nueva realidad en Colombia.

Son las 5:30 de la mañana y los acordes de una guitarra bien afinada hacen juego con el pintoresco canto del pequeño, pero poderoso ‘chamicero del Perijá’, un pajarillo endémico de la serranía que lleva su mismo nombre. Ambas, guitarra y ave, dan la bienvenida al día en la vereda Tierra Grata, del municipio Manaure, en el departamento del Cesar.

Las manos que hacen brotar la melodía vallenata son las de Obet David Aguirre Ríos. Tiene 23 años, es hijo de excombatientes de las FARC y hoy es uno de los líderes de la orquesta Son de Paz, uno de los proyectos musicales que más ha permitido la convivencia en comunidad.

“Son de Paz no es una escuela de música. Es un colectivo de liderazgo juvenil. Es un puente de reconciliación y paz entre excombatientes, familiares de excombatientes, víctimas y victimarios. Todos compartimos un mismo espacio en este proyecto. Aquí todos somos iguales”, dice, convencido de que no hay mejor manera de transformar el país, que a través del arte.

A pocas cuadras de la casa de Obet está Lionel Rueda. Tiene apenas ocho años de edad, pero con claridad afirma que la música lo es todo para él. Lionel canta y de manera increíble, con sus pequeñas manos, le da vida al acordeón.

Familiartes de ex integrantes de las FARC y hoy parte de la escuela musical Son de Paz posan juntos para una foto en  el corregimiento de San José de Oriente, en La Paz, Cesar (Colombia).
UNVMC/Jorge Quintero
Familiartes de ex integrantes de las FARC y hoy parte de la escuela musical Son de Paz posan juntos para una foto en el corregimiento de San José de Oriente, en La Paz, Cesar (Colombia).

Aprender convivencia y amor

Lionel también es hijo de excombatiente y hace un año hace parte del proyecto musical. “Es una oportunidad para que los niños aprendan de convivencia y amor”, afirma su mamá, Gabriela de La Hoz.

“¡Esos son los beneficios que trae la reconciliación que estamos construyendo entre todos!” cuenta emocionado Juan Eleiser Arias, director y representante legal de la Fundación Construyendo Sueños hacia la Paz, un proyecto creado para darle, a los jóvenes, oportunidades en temas como el cuidado del medio ambiente, liderazgo, música, artes y folclor, y ahí nace Son de Paz.

“La fundación Construyendo Sueños hacia la Paz tiene más de cinco años de estar legalmente constituida, tenemos más de 50 jóvenes y hace parte del proceso Son de Paz”, explica Juan Eleiser.

El proyecto tiene dos sedes, una en La Paz, en el citado departamento de Cesar y la otra en el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, de Tierra Grata, vereda del municipio de Manaure, también en esa provincia.

Mientras mira a sus muchachos —como les dice de cariño—, Juan Eleiser recuerda que llegar hasta donde están, no ha sido una tarea fácil. Luchar contra la estigmatización y conseguir unión entre la población, son los principales retos, no obstante, está convencido de que este tipo de iniciativas, son las que aportan positivamente para alejar la violencia de su territorio y crecer como comunidad.

“Nosotros como comunidad y como fundación, hemos tratado de apuntarle a quitar esa estigmatización que tenían las comunidades aledañas con San José. Poco a poco, con estos procesos hemos logrado que se vea nuestro pueblo de una manera diferente para que no nos cuestionen por el pasado, sino que nos miren por nuestra cultura y emprendimiento. Nuestra gente es trabajadora, tenemos unos jóvenes que quieren salir adelante y quieren representar a su corregimiento de una mejor manera”, señala Juan Eleiser.

Cuando se le pregunta a Obet David por este tema, dice: “La mayor resistencia para creer en la paz ha sido el estigma. Por eso todos los días, junto a mi guitarra, quiero demostrar que la intención realmente es transformar el país y la sociedad. Al principio creían que nos íbamos a llevar los muchachos pa’l monte y yo les he dado a entender que no. Que lo que queremos, al contrario, es hablarles de paz, a través de la música”.

El trabajo dedicado que se viene adelantando en la Fundación Construyendo Sueños hacia la Paz, ha tenido ya varios reconocimientos, por ejemplo, están siendo apoyados por la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia y la fundación 24-0, del músico y compositor Cesar López.

Sin embargo, lo que más se reconoce es la transformación y oportunidades que están teniendo los jóvenes. Su empeño, dedicación y entrega, hacen que todo valga la pena, alejándolos de un pasado de violencia y de otros problemas latentes de la sociedad como el alcoholismo y la drogadicción.

Carlos Andrés Barbosa, Cesar López y Obet David Aguirre  (De izquierda a derecha), en el corregimiento de San José de Oriente, en La Paz, Cesar (Colombia).
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Carlos Andrés Barbosa, Cesar López y Obet David Aguirre (De izquierda a derecha), en el corregimiento de San José de Oriente, en La Paz, Cesar (Colombia).

La música como constructora de paz

El proyecto, que se está adelantando entre estas comunidades de los municipios de Manaure y la Paz, dignifica por sus aportes a la reconstrucción de un tejido social que se vio muy afectado por décadas de violencia. Duván Suárez, otra de las personas que ha hecho parte de esta escuela de formación Son de Paz, asegura que uno de los mayores retos es encontrar la forma de sanar y unir a quienes en su momento fueron contrarios.

Por ello la música resulta ser fundamental, porque es hablarle al oído a la gente y qué mejor que a través de melodías y cantos de paz.

“Vamos a necesitar mucha música para llegarles al corazón y a sus oídos. Para decirles que hay otras formas de construir el país y los territorios, y que no es a través de la violencia, sino a través del arte y la cultura. Este puede ser el primer paso para la paz que necesitamos de las zonas del país que han vivido la violencia de manera tan abrupta” indicó Duván Suárez.

Estos municipios del departamento del Cesar tienen el vallenato en su ADN, sin embargo, no es el único ritmo que tienen por exaltar y eso intenta demostrar Son de Paz, que la diversidad no solo está en la música sino en la comunidad que integran. En casi cinco años de trabajo han venido descubriendo otros sonidos y le han dado fuerza a la parte vocal.

“Tenemos padres que son compositores y cantaores. Son de paz tiene un himno compuesto y de alguna forma hemos tratado también que los mismos chicos puedan darle la melodía a esa composición, porque es lo que queremos con los talentos locales” menciona Duván, al recordar que la mayoría de procesos en Son de Paz, son empíricos y fortalecidos con el anhelo de que su trabajo crezca y sea reconocido.

La Fundación Construyendo Sueños hacia la Paz, espera seguir fortaleciéndose para que los anhelos de niños como Lionel, que construyen desde las artes, la música y la cultura puedan seguir dando su aporte de paz y reconciliación.

Gracias al apoyo de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia, siete municipios más del país, cuentan con proyectos musicales similares y el objetivo es continuar este año, llevando instrumentos como sinónimo de paz.

Reportaje producido por Paola Rojas Camacho para Noticias ONU.