Tortura México, Siria...Las noticias del viernes

El Comité de la ONU contra la Tortura considera “muy preocupante” la situación en México por la alta incidencia de esta práctica en el país. El Consejo de Seguridad se ha reunido para analizar la situación en el noroeste de Siria. El coordinador humanitario de la ONU ha informado de que 180.000 personas han tenido que desplazarse en tres semanas y 160 han muerto por los combates en Idlib.
El Comité de la ONU contra la Tortura considera “muy preocupante” la situación en México por la alta incidencia de esta práctica en el país.
El Comité asegura que, aunque toma nota de que la tortura no es una política de Estado, informes internacionales y nacionales documentan “una muy alta incidencia de la tortura y los malos tratos, incluida la violencia sexual, en particular por parte de miembros de las fuerzas de seguridad y agentes de investigación durante el arresto y las primeras etapas de la detención”.
Por ello, demandan al Gobierno "pronunciarse sin ambigüedades en favor del respeto de la prohibición absoluta de la tortura".
También preocupa que las confesiones obtenidas mediante tortura se utilizan contra los acusados como prueba de culpabilidad ante los tribunales.
El Comité toma nota de que el Gobierno está trabajando en la creación de un Sistema Nacional de Búsqueda de personas desaparecidas, pero “lamenta” que no hayan respondido a las denuncias de “falta de diligencia en la investigación”. Tampoco ha recibido estadísticas actualizadas de los casos de desapariciones pendientes de resolución y de restos humanos aún sin identificar.
El Consejo de Seguridad se ha reunido para analizar la situación en el noroeste de Siria. El coordinador humanitario de la ONU ha informado de que 180.000 personas han tenido que desplazarse en tres semanas y 160 han muerto por los combates en Idlib
Cuando les informé en septiembre, dije que una operación militar podría resultar en la peor tragedia humanitaria del siglo XXII. A pesar de nuestras advertencias, nuestros peores miedos ahora se están haciendo realidad, decía Mark Lowcock.
En esta zona, uno de los últimos bastiones rebeldes, viven tres millones de personas. Además de los 180.000 desplazados, otros 80.000, dijo Lowcock, están simplemente a la intemperie o refugiándose bajo árboles.
Las agencias humanitarias han repartido comida para 100.000 personas y tiendas para 25.000, pero la incursión militar está sobrepasando su capacidad de respuesta.
Lo más preocupante, aseguró, es que, desde finales de abril, al menos 18 centros médicos han sido dañados o destruidos. Lowcock añadió que no puede decir quién está bombardeando los hospitales pero que algunos ataques están “claramente organizados por gente con acceso a armas sofisticadas, incluyendo aviación moderna y las llamadas armas inteligentes o de precisión”.
El responsable humanitario terminó preguntándose para qué sirven las resoluciones del Consejo de Seguridad si después los Estados no las cumplen. Es una pregunta muy buena, dijo, pero yo no la puedo responder.
Las agencias de la ONU han condenado los bombardeos sobre la capital de Yemen, Saná, que han matado al menos a cinco niños y herido a docenas más.
Según informaciones de prensa, la coalición liderada por Arabia Saudita llevó a cabo los bombardeos sobre la ciudad, controlada por los rebeldes hutíes, después de que estos reivindicaran la responsabilidad de los ataques con aviones teledirigidos contra las instalaciones petroleras saudíes.
La oficina de coordinación humanitaria no tiene todos los detalles, pero se sabe que hay muchas víctimas civiles.
“Los informes preliminares que llegaron anoche indican que cinco niños han muerto y 16 más resultaron heridos. Hay más víctimas entre las que se encuentran trabajadores de la salud”, decía el portavoz.
En la República Democrática del Congo, a pesar de una ligera mejora en la situación de seguridad, el ébola continúa extendiéndose por Kivu Norti e Ituri con más de 100 casos confirmados esta semana.
Según la Organización Mundial de la Salud, sigue siendo difícil acceder a las zonas donde hay brotes y hay comunidades que siguen sin querer recibir atención médica lo que hace que los casos se detecten y traten muy tarde.
Preocupa especialmente las personas que están muriendo por el virus fuera de los centros médicos. De las 1147 muertes ocurridas hasta ahora, un 68% tuvieron lugar fuera de una clínica. Antes de morir, estos enfermos suelen contagiar a muchas más personas de su comunidad y su familia e incluso trabajadores médicos.