Los ciudadanos sudafricanos de Durban acusan a los inmigrantes de países como Pakistán, Somalia o Nigeria, que regentan gran parte de los comercios en zonas de mayoría negra, de robarles el trabajo y aprovecharse del sistema de atención sanitaria.

En una entrevista con radio ONU, Richard Ots, jefe de la misión en Sudáfrica de la OIM, aseguró que estas concepciones erróneas sobre los inmigrantes están agravando la violencia.

“Hemos oído cosas como que los inmigrantes son criminales que han venido a fijar sus redes de delincuencia aquí y que vienen al país a robar mujeres sudafricanas. Son una serie de extrañas acusaciones que la gente utiliza para justificar la violencia contra los inmigrantes”, dijo Ots.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó hoy su preocupación por los repetidos incidentes que se remontan a 2008 en comunidades pobres, marginadas y vulnerables del país africano.

En conferencia de prensa, el portavoz de la ONU, Stephane Dujarric dijo que a pesar de reconocer los esfuerzos del gobierno sudafricano para calmar la situación, el Organismo teme por la seguridad de los afectados por estos brotes de violencia. Por eso urgió a las autoridades a proteger a los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo.

También alentó al gobierno a implementar leyes contra los crímenes de odio y asegurar la rendición de cuentas de quienes violen los derechos humanos.

La violencia se intensificó a finales de marzo, después de que Goodwill Zwelithini, el rey de los zulús, la etnia dominante en la región, invitara a los inmigrantes de otros países africanos a irse de Sudáfrica.

En enero, varias personas murieron en actos de destrucción de tiendas de inmigrantes somalís y etíopes en los alrededores de Johannesburgo y Pretoria.