Cuando la antorcha del servicio y el sacrificio cruza generaciones

La cabo primero Mara Yamila Aza, de Argentina, trabajando en su escritorio en la Fuerza de Paz de las Naciones Unidas en Chipre.

Deberíamos ser más empáticos, tratar de entender al otro y ponernos en su lugar para hacer la paz y vivir juntos sin problemas.

Mara Yamila Aza , cabo primero en la Misión de la ONU en Chipre.

UNFICYP/Miloš Krinert
La cabo primero Mara Yamila Aza, de Argentina, trabajando en su escritorio en la Fuerza de Paz de las Naciones Unidas en Chipre.

Cuando la antorcha del servicio y el sacrificio cruza generaciones

Paz y seguridad

La cabo primero argentina Mara Yamila Aza explica a Noticias ONU cómo logró convertir en realidad su sueño de trabajar en las fuerzas de paz de la Organización tras una transformadora vivencia familiar y un padre que también fue casco azul. La misión de la ONU en que se desempeña, en Chipre, opera desde el año 1964 y busca evitar enfrentamientos entre las comunidades grecochipriota y turcochipriota. 

Formar parte de las fuerzas internacionales de paz de las Naciones Unidas requiere una gran vocación de servicio y sacrificio hacia las personas y el bien común.

Desde la primera misión de paz de la Organización en 1948, más de un millón de hombres y mujeres han servido en 72 operaciones que han provocado un impacto directo en millones de personas salvando incontables vidas humanas.

Una de las personas que sintió esta llamada es Mara Yamila Aza. Esta joven cabo primero se unió este año al contingente argentino en la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre.

La vocación de Mara apareció cuando era una niña de siete años que vivió una transformadora experiencia vía familiar en la isla mediterránea.

“Lo que me incitó a querer participar en las Naciones Unidas fue que en el año 2000 yo vine con mi familia porque mi papá participó también (de la misión). En esa época vinimos y estuvimos acá nueve meses y pude conocer todo lo que él hacía y cómo ayudaba. Ahí fue donde me propuse poder participar en estas misiones de paz cuando fuera mayor”.

Este importante recuerdo quedó grabado en la memoria de Mara que destacó un momento “especial e íntimo” de esa experiencia, la medalla que recibió su padre al finalizar su misión en Chipre.

¿Cómo es un día en la vida de Mara en Chipre?

Tras explicarnos cómo llegó a materializarse ese sueño, Mara nos detalla qué tareas desempeña durante su jornada laboral en la base situada en el aeropuerto viejo de Nicosia, donde trabaja como operadora de carga y ayuda de helicópteros.

“A primera hora de la mañana, llego y prendo todos los equipos porque estoy en la parte del seguimiento de vuelos, donde veo minuto a minuto cada vez que se produce uno, donde está la aeronave y me comunico con el piloto (…) Me fijo que no haya ningún mail con alguna novedad acerca de la trasmisión de las radios o algún cambio y también el tema del clima, lo que se espera durante el día, o el tema de la planificación de los vuelos”.

Pero esas no son las únicas tareas que desempeña, Mara también dedica su horario laboral a otros cometidos más ligados a su especialidad: la configuración de los helicópteros y formar parte de su tripulación.

“En el caso de que haya algún tipo de emergencia, evacuación o que se necesite algún traslado médico también participo en estas situaciones. Y en el caso de que hagamos algún ejercicio, yo tengo que ir y configurar el helicóptero en donde ponemos unas camillas para poder trasladar al personal que haya sufrido algún accidente, o lo que haya pasado”.

¿Qué beneficios complementarios tiene como integrante de las fuerzas de paz?

Mara también destacó la relevancia de poder trabajar en un ambiente multicultural donde se entremezcla el conocimiento local con el de los diferentes contingentes desplegados en Chipre.

“Estas misiones de paz reúnen a otros países en el mismo lugar. Trabajamos en realidad junto a ingleses, eslovacos, paraguayos, brasileños y esto está bueno porque también tenemos la oportunidad de poder conocer a otras culturas además de la del país donde estamos trabajando”.

¿Cómo es el trato con la población local?

Mara calificó la relación con la población local de “muy buena” pese a la barrera idiomática de muchos de ellos con el inglés, una lengua que hablan mayoritariamente los habitantes más jóvenes de la isla.

La cabo primero Mara Yamila Aza, de Argentina, cumple su servicio en la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre.
UNFICYP/Miloš Krinert
La cabo primero Mara Yamila Aza, de Argentina, cumple su servicio en la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre.

¿Ve esperanzas de reunificación entre grecochipriotas y turcochipriotas?

Con relación a la esperanza de una posible reunificación de la isla, Mara, al igual que sucedió en las recientes conversaciones entre los líderes greco y turcochipriota convocadas por la ONU, no se mostró optimista.

“Creo que cada lado está muy orgulloso de ser turcos o ser griegos, está muy arraigado ese pertenecer que tienen. Pero eso no quiere decir que lleguen a un acuerdo y que se pueda borrar el límite y llegar a poder unificarlos, pero por el momento yo lo veo muy, muy lejano todavía”.

¿Qué le sugiere el mensaje elegido para este año?

Al preguntarle su opinión sobre el lema escogido este año para conmemorar la jornada dedicada a los cascos azules, “Paz. Desarrollo. El Poder de las alianzas”, Mara lo calificó de alentador.

“Aplicado a esta misión cada parte tiene su propio desarrollo, pero si se pudieran unir creo que podrían hacer una potencia más grande como país y vivir en paz juntos, digamos. Pero como todavía no se puede lograr esa unión y esa paz entre las personas es como que, para mí, le cuesta más a cada lugar poder seguir desarrollándose”.

¿Cuál es su mensaje final para el Día Internacional del Personal de Paz de la ONU?

A modo de despedida, Mara nos envió su deseo para la celebración anual en favor de los cascos azules que este año se conmemora el 29 de mayo.

“Diría que tendríamos que ser más empáticos y tratar de entender al otro. Ponernos en su lugar para poder comunicarnos y tener una mejor relación para poder hacer la paz y vivir todos juntos sin ningún problema”.

La Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre fue establecida por el Consejo de Seguridad el año 1964. La misión permanece en la isla vigilando las líneas de alto el fuego, manteniendo una zona de amortiguación, desempeñando actividades humanitarias y apoyando la misión de buenos oficios del Secretario  General.