Los niños afectados por la guerra precisan medidas audaces de protección

Un niño corre frente a edificios dañados por los bombardeos en la ciudad libia de Sirte.
© UNICEF/Giovanni Diffidenti
Un niño corre frente a edificios dañados por los bombardeos en la ciudad libia de Sirte.

Los niños afectados por la guerra precisan medidas audaces de protección

Derechos humanos

Más de 8600 menores fueron asesinados o mutilados en escenarios de conflicto armado en 2022 y unos 7600 fueron reclutados, según la ONU, que documentó un total de 27.800 violaciones graves contra niños atrapados en escenarios de guerra. Entre los abusos también destacaron la violación y esclavitud sexual, sobre todo de niñas.

El año pasado se cometieron 27.180 violaciones graves contra niños atrapados en la guerra, el número más alto jamás verificado por la ONU, reportó este miércoles al Consejo de Seguridad la representantes especial del Secretario General para Niños y Conflictos Armados.

Al presentar su informe anual sobre el tema, Virginia Gamba, urgió a tomar medidas decididas y audaces para proteger a los niños que corren riesgos de muerte, reclutamiento, violación y otros flagelos.

Gamba se centró en 26 escenarios de cinco regiones del mundo, incluyendo por primera vez a Etiopía, Mozambique y Ucrania y destacando situaciones nuevas en Haití y Níger.

Según los datos verificados por la ONU, 18.890 niños sufrieron violaciones graves durante la guerra en 2022. La desagregación de esa cifra supone 8630 asesinados o mutilados, 7622 reclutados y utilizados en combate, y 3985 secuestrados.

Gamba afirmó que estas tres violaciones alcanzaron sus niveles más altos tras haber aumentado el año pasado.

“Los niños murieron o resultaron heridos en ataques aéreos, con armas explosivas, con munición real, en fuego cruzado o en ataques directos. En muchos casos, fueron víctimas de restos explosivos de guerra”, explicó.

Además, la representante especial dio cuenta de 1165 menores, en su mayoría niñas, que padecieron violaciones -a menudo masivas-, matrimonios forzados o esclavitud sexual, y agresiones sexuales. Algunos casos fueron tan graves que las víctimas murieron.

Rostros de niños detrás de las cifras

En este contexto, subrayó la necesidad de no olvidar nunca que estos números representan a niños reales cuyas historias individuales no se cuentan.

Citó ejemplos como el caso de tres niñas en Sudán del Sur que fueron violadas en grupo durante un periodo de cinco días, una niña de 14 años secuestrada y quemada viva en Myanmar y niños asesinados por un artefacto explosivo improvisado en una escuela en Afganistán

“Por eso debemos recordar que detrás de las cifras están los rostros de los niños que sufren la violencia armada en el mundo. Debemos hacer más para prevenir y proteger a nuestros niños de los estragos del conflicto armado”, dijo.

Un niño palestino se sienta sobre las ruinas de su casa en Gaza, destruida por los ataques aéreos israelíes de agosto de 2022.
© Ziad Taleb
Un niño palestino se sienta sobre las ruinas de su casa en Gaza, destruida por los ataques aéreos israelíes de agosto de 2022.

Castigo en vez de protección

Gamba también señaló que algunos niños son castigados por sus circunstancias en lugar de recibir protección. El año pasado, 2496 niños fueron privados de la libertad por su asociación real o supuesta con partes en conflicto.

“Al ser particularmente vulnerables a manos de las autoridades, los niños detenidos estuvieron expuestos a más violaciones de sus derechos, incluidas la tortura y la violencia sexual. En algunos casos, incluso fueron condenados a muerte”, apuntó.

El informe reveló asimismo ataques verificados en 1163 escuelas y 650 hospitales en 2022, lo que representa un aumento del 112% con respecto al año anterior. La mitad de estos ataques fueron llevados a cabo por fuerzas gubernamentales.

Gamba se refirió con preocupación al uso de escuelas y hospitales con fines militares, que registró un aumento de más del 60% el año pasado, tanto por parte de los ejércitos como de los grupos armados.

Negación de ayuda humanitaria

Mientras tanto, los trabajadores humanitarios y la ayuda vital que brindan, y que a menudo son la única esperanza para los niños y las comunidades afectadas por el conflicto, son cada vez más objeto de críticas.

La ONU comprobó más de 3930 incidentes de denegación de acceso humanitario a niños el año pasado. Los trabajadores humanitarios también fueron asesinados, agredidos y secuestrados, mientras que los suministros fueron saqueados y se destruyeron bienes e infraestructura vital.

Conflictos de larga data

El director ejecutivo adjunto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Omar Abdi, por su parte, informó al Consejo de Seguridad que las cifras más altas de violaciones graves contra los niños se registraron en conflictos de larga data, mencionando países como la República Democrática del Congo, Israel y Palestina, y Somalia.

Aunque el conflicto actual en Sudán estalló fuera del periodo del informe, UNICEF también resaltó su impacto en los 21 millones de niños que viven allí.

Más de un millón de niños han sido ahora desplazados por los combates y la ONU ha recibido informes fidedignos de que cientos de niños han resultado muertos y heridos”, abundó.

Abdi insistió en que el mandato de la ONU sobre los niños y los conflictos armados es efectivo y señaló que los grupos armados han liberado al menos a 180.000 niños de sus filas en los últimos 23 años.

Sin embargo, añadió que “a medida que crece el número de países en la agenda de niños y conflictos armados, aumenta el número de menores que necesitan protección y apoyo, por lo que pidió más respaldo internacional a la labor de la ONU.