Afganistán: La ONU critica el contexto opresivo y asfixiante en el que viven las mujeres

Las enfermeras de una clínica móvil brindan asistencia nutricional a las familias en un poblado de Kandahar, Afganistán.
© UNOCHA/Charlotte Cans
Las enfermeras de una clínica móvil brindan asistencia nutricional a las familias en un poblado de Kandahar, Afganistán.

Afganistán: La ONU critica el contexto opresivo y asfixiante en el que viven las mujeres

Mujer

Decreto tras decreto, los talibanes han borrado a las mujeres y las niñas de la vida pública afgana, negándoles sus derechos y libertades fundamentales. El máximo órgano para los derechos humanos discute la discriminación, restricciones y violencia extremas que sufren las mujeres en ese país. “La comunidad internacional no puede mirar de lado ante estos abusos”, coinciden los participantes.

Los derechos de las mujeres y las niñas han retrocedido a nivel mundial durante los últimos años, pero en ningún lugar este flagelo ha sido tan profundo y generalizado como en Afganistán a partir de la toma del poder por el Talibán en agosto de 2021, afirmó este lunes la Alta Comisionada Adjunto de la ONU para los Derechos Humanos.

En su participación en el Diálogo Interactivo del Consejo de Derechos Humanos sobre los derechos de las mujeres y las niñas afganas, Nada Al-Nashif describió la discriminación que enfrenta ese grupo de población “a todos los niveles”. 

Decreto tras decreto, los talibanes han borrado a las mujeres y las niñas de la vida pública, impidiéndoles el goce de sus derechos y libertades fundamentales.

Aunque las autoridades de facto han dicho repetidamente que los derechos de las mujeres serán protegidos por la sharia, en los últimos 22 meses se han restringido todos los aspectos de la vida de mujeres y niñas, lamentó Al-Nashif, y señaló que Afganistán es el único país del mundo donde las niñas no pueden recibir educación más allá de la escuela primaria.

La educación, en el aula y en las comunidades escolares, no sólo es vital para las niñas, sino para la sociedad en su conjunto, recordó la funcionaria.

Afganistán es también el único país del mundo que prohíbe a las mujeres trabajar para organizaciones internacionales, incluidas las Naciones Unidas, al igual que emplearse fuera del hogar en muchos sectores.

Clima de miedo

La ONU ha advertido que la prohibición para que las mujeres ocupen cargos públicos tiene un impacto adicional en la capacidad de las mujeres y las niñas de ser vistas y escuchadas, y de participar en la toma de decisiones que afectan sus vidas.

Las restricciones excesivas e injustificables a los viajes, incluido el requisito de un maharam o acompañante masculino, así como las prohibiciones de educación y empleo, niegan a las mujeres y las niñas la libertad de salir sus hogares ya sea para recibir atención médica o para tener un papel en la economía local como elementos productivos esenciales para la cohesión social, económica y cultural.

Las mujeres viven en un clima de miedo en el que no hay rendición de cuentas por las violaciones de sus derechos ni existe un sistema de justicia sensible al género y accesible para ellas.

La comunidad internacional no puede “permitir que se acepte, y mucho menos se normalice, una discriminación y violencia tan extremas” contra las mujeres y las niñas en ningún lugar, recalcó Al-Nashif. 

Una funcionaria de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios reunida con mujeres desplazadas en el este de Afganistán.
OCHA/Charlotte Cans
Una funcionaria de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios reunida con mujeres desplazadas en el este de Afganistán.

Un deterioro en la salud mental de las mujeres y niñas afganas

La presidenta del Grupo de Trabajo de la ONU sobre Discriminación contra Mujeres y Niñas, por su parte, señaló que las mujeres afganas afrontan un contexto opresivo en el que la pobreza y la incertidumbre sobre el futuro ejercen una presión extrema sobre las mujeres y sus familias.

Dorothy Estrada-Tanck, advirtió que esa situación exacerba la violencia doméstica, los matrimonios forzados e infantiles, la venta de niños, el trabajo infantil, la trata de personas y la migración peligrosa.

El deterioro de la salud mental es una de las principales preocupaciones de todas las mujeres con las que hemos hablado y, según una encuesta, cerca del 50% de ellas conoce al menos a una mujer o niña que padece ansiedad o depresión desde agosto de 2021, y el 7,8% conoce a una mujer o niña que ha intentado suicidarse”, detalló Estrada-Tanck.

Alertó también de que los asesinatos relacionados con el género, que son la reacción más extrema por no ajustarse a los roles de género discriminatorios, ocurren igualmente en los hogares de mujeres y niñas, que en espacios públicos y en centros de detención.

En estas condiciones, se cometen con impunidad formas flagrantes de discriminación por motivos de género, sin tener en cuenta los derechos, la seguridad o la autonomía de las mujeres. Sin el respeto a sus derechos fundamentales, las mujeres están condenadas a vivir en la tiranía, aseveró.

Las defensoras de los derechos de las mujeres participan en actividades de sensibilización en Herat, Afganistán.
UNAMA/Fraidoon Poya
Las defensoras de los derechos de las mujeres participan en actividades de sensibilización en Herat, Afganistán.

La discriminación de género está en el corazón ideológico de los talibanes

En el mismo tenor, el relator especial sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán, Richard Bennett, recordó que la discriminación grave, sistemática e institucionalizada contra mujeres y niñas está en el corazón de la ideología y el poder de los talibanes. 

“Esto equivaldría a un apartheid de género, una grave violación de los derechos humanos que, aunque todavía no es un crimen internacional explícito, necesita ser investigado”, subrayó.

Para el experto, es imperativo no mirar hacia otro lado. “Esperamos que toda la comunidad internacional se una a la lucha por los derechos de las mujeres afganas”, apuntó.