António Guterres camina por un barrio destruido por dos huracanes en la ciudad de Codrington, en Antigua y Barbuda. Foto de archivo

Cambio climático, la humanidad frente a la encrucijada de su existencia

ARCHIVO: ONU/Rick Bajornas
António Guterres camina por un barrio destruido por dos huracanes en la ciudad de Codrington, en Antigua y Barbuda. Foto de archivo

Cambio climático, la humanidad frente a la encrucijada de su existencia

Cambio climático y medioambiente

António Guterres ha dado la voz de alarma. El cambio climático se produce más deprisa que las medidas políticas para controlarlo y amenaza nuestra mera existencia. Ante la gravedad de la situación, el Secretario General ha convocado una cumbre sobre el clima en 2019 para situarlo en lo más alto de la agenda internacional y ha pedido que abandonemos la senda “suicida” de las emisiones de carbono.

“El cambio climático se mueve más deprisa que nosotros”, ha declarado el titular de la ONU en la víspera de la celebración de la Cumbre Mundial de Acción Climática que se llevará a cabo en la ciudad estadounidense de San Francisco del 12 al 14 de septiembre.

La urgencia es tal que “si no cambiamos el rumbo para 2020, corremos el riesgo de perder la oportunidad de evitar que el cambio climático sea incontrolable, con consecuencias desastrosas para los seres humanos y todos los ecosistemas que nos sostienen”, explicó António Guterres en la sede de la ONU en Nueva York ante un grupo de líderes empresariales, diplomáticos, periodistas y jóvenes.

El cambio climático se mueve más deprisa que nosotros.

En su discurso, el Secretario General repasó algunas de las pruebas científicas que muestran que el cambio climático está en marcha:

  • En las dos últimas décadas se han producido los 18 años más cálidos registrados desde 1850 y este año se perfila ya como el cuarto más caliente desde entonces.
  • Las olas de calor extremas, los incendios forestales, las tormentas y las inundaciones están dejando un rastro de muerte y devastación. Por citar sólo un ejemplo, el huracán María costó la vida a casi tres mil personas en Puerto Rico, convirtiéndolo en el desastre climático más devastador en la historia de los Estados Unidos.
  • El hielo marino ártico está desapareciendo más rápido de lo que imaginamos posible.
  • Este año, por primera vez, el espeso y permanente hielo marino al norte de Groenlandia comenzó a resquebrajarse, provocando cambios en el comportamiento del clima en el hemisferio norte.
  • Los incendios forestales duran más y se extienden más. Algunas de estos fuegos son tan grandes que envían hollín y cenizas alrededor del mundo, ennegreciendo los glaciares y las capas de hielo, haciendo que se derritan aún más rápido.
  • Los océanos se vuelven más ácidos y amenazan la base de las cadenas alimentarias que
  • sostienen la vida.
  • Los corales están muriendo en grandes cantidades, agotando aún más las pesquerías vitales.
  • Y, en tierra, el alto nivel de dióxido de carbono en la atmósfera está haciendo que los cultivos de arroz sean menos nutritivos, amenazando el bienestar y seguridad alimentaria para miles de millones de personas.

Lo sabíamos, pero muchos no escucharon

Lo más perturbador, a juicio de Guterres, es que lo sabíamos: “Los científicos nos lo han estado advirtiendo durante décadas. Una y otra vez”, pero “demasiados líderes han rechazado escucharlos” y “ahora vemos los resultados”, en algunos casos “acercándonos a las peores previsiones científicas”.

Los científicos nos lo han estado advirtiendo durante décadas. Una y otra vez. Demasiados líderes han rechazado escucharlos. 

Y las consecuencias son claras: según se intensifique el cambio climático, el agua será más escasa, será más difícil alimentarnos, la extinción de especies se acelerará y más personas migrarán, lo que ya está provocando conflictos sobre unos recursos menguantes.

Guterres recordó que cuando los líderes mundiales firmaron el Acuerdo de París sobre el cambio climático hace tres años, se comprometieron a detener un ascenso de las temperaturas superior a los 2 grados Celsius y a trabajar para mantener el aumento lo más cerca posible de los 1,5 grados.

Pero los científicos han advertido que estamos lejos del camino para lograr esas metas. Según un estudio de la ONU, los compromisos asumidos hasta ahora por los firmantes del acuerdo representan solo un tercio de lo que se necesita.

Pero, según el titular de la ONU, aún es posible poner freno a las emisiones de carbono que calificó en un tuit como “suicidas”.

Para ello, es necesario reemplazarlas con energía limpia hidroeléctrica, solar y eólica.

Y toda producción de energía está en juego: “Tendremos que repensar cómo calentaremos, enfriaremos y alumbraremos nuestros edificios para que desperdiciemos menos energía”, dijo.

De hecho, este replanteamiento sobre nuestras necesidades energéticas puede traer “enormes beneficios” a la humanidad. Sólo en términos económicos, las ganancias pueden suponer 26.000 billones de dólares de aquí al 2030 frente a las pérdidas que mantener la dependencia del petróleo y el carbón están causando en la actualidad.

Para favorecer la transición, el Secretario General propone acabar con los subsidios a las energías procedentes de combustibles fósiles y tasarlas, mientras se ponen en marcha incentivos a las renovables.

Guterres citó algunos países que ya están en esa senda entre los que citó China, Suecia, Marruecos, Tailandia, así como más de 130 grandes empresas cuyo objetivo es llevar a cabo sus negocios con energías cien por cien renovables.

Sin embargo, aunque todos esos pasos son importantes, “no son suficientes” y “la falta de una acción decisiva de los gobiernos está causando incertidumbre en los mercados y preocupación por el futuro del Acuerdo de París”.

Dos niños caminan sobre una zona residencial en la ciudad somalí de Belet Weyne, tras unas inundaciones que desplazaron a unas 150.000 personas.
ONU/Ilyas Ahmed

 

Tendremos que repensar cómo calentaremos, enfriaremos y alumbraremos nuestros edificios para que desperdiciemos menos energía.

Un deber moral, especialmente de los ricos

A la emergencia, los beneficios y la posibilidad de transformar la relación que la humanidad tiene con el clima, el líder de la ONU añadió una razón más para actuar: “el deber moral”.

“Las naciones más ricas del mundo son las más responsables de la crisis climática, pero los efectos los sienten en primer lugar y en su peor forma las naciones más pobres y las personas más vulnerables. Ya vemos esta injusticia en el ciclo incesante y creciente de sequías extremas y tormentas cada vez más poderosas”, afirmó.

Por ello, los países más industrializados tienen no sólo que cortar sus emisiones, sino “hacer más por asegurar que los más vulnerables” puedan “sobrevivir a los daños que las emisiones están causando”.

Falta de liderazgo

“Lo que falta, aún después de París, es el liderazgo, un sentido de urgencia y un verdadero compromiso con una respuesta multilateral decisiva”, aseguró el Secretario General, quien ofreció su compromiso personal y el de las Naciones Unidas para llevar a cabo este esfuerzo y apoyar a todos los líderes que estén dispuestos a afrontar este desafío a la humanidad.

En este contexto, el Secretario General ha nombrado al diplomático mexicano Luis Alfonso de Alba como enviado especial para los preparativos de la Cumbre que Guterres ha convocado para septiembre de 2019 con el objetivo de colocar la lucha contra el cambio climático en lo más alto de la agenda política mundial.

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