ONU-Energía pugna por uso sostenible de la bioenergía

ONU-Energía pugna por uso sostenible de la bioenergía

La bioenergía se ha vuelto uno de los sectores más dinámicos y cambiantes de la economía mundial, pero será necesario delinear políticas que permitan su uso sostenible, señala una publicación de ONU-Energía, un nuevo mecanismo interagencial del sistema de Naciones Unidas para estudiar temas energéticos.

“El mundo ya empieza a renunciar al consumo del petróleo y, dentro de 15 o 20 años, el biocombustible podría cubrir la cuarta parte de la demanda global de energía”, señaló Alexander Muller, subdirector general para Desarrollo Sostenible de la FAO, en la publicación ONU-Energía.

La producción mundial de biocombustibles por sí sola se ha duplicado en los últimos cinco años y probablemente se vuelva a duplicar en los próximos cuatro. El rápido desarrollo de la bioenergía en el mundo presenta claramente un amplio rango de oportunidades, pero también acarrea desventajas y riesgos. La experiencia en cuanto a sus impactos sociales, económicos y ambientales asociados es limitada.

La política agrícola, incluyendo la disponibilidad de tierra e infraestructura agrícola, crédito y la tenencia de tierras, determinará la escala y la distribución de los beneficios económicos. A nivel internacional, los esfuerzos para reducir los subsidios agrícolas en los países ricos y de permitir un libre comercio en los productos agrícolas básicos están vinculados al desarrollo de biocombustibles líquidos de primera generación (etanol y biodiesel), que se ha vuelto el segmento de mayor crecimiento del mercado agrícola mundial.

En el estado en que se encuentra la producción de biocombustibles líquidos a nivel mundial, la producción de alimentos y la de biocombustibles son sustitutivas. Pero con modernos sistemas de bioenergía se podría incrementar la producción de alimentos a nivel local.

El desarrollo de nuevas industrias de bioenergía podría proporcionar servicios de energía limpia a los más de 2.400 millones de personas que recurren a la biomasa tradicional para sus necesidades energéticas, y a los 1.600 millones sin acceso alguno a la electricidad. Al mismo tiempo estos pueden generar ingresos y crear empleos en las zonas más pobres del mundo.

Sin embargo, el rápido crecimiento en la producción de biocombustibles ha elevado los precios de la materia prima agrícola y podría tener efectos negativos a nivel económico y social, particularmente entre los pobres, que gastan una gran parte de sus ingresos en alimentos.

Así, se debe evaluar cuidadosamente los impactos económicos, sociales y medioambientales antes de decidir si se va a desarrollar la industria, cuán rápido se desarrollará, y qué tecnologías, políticas y estrategias de inversión se esperan. El rápido crecimiento en la producción generará una demanda sustancial sobre los recursos de tierras y agua en el mundo, en un momento en que la demanda de productos alimentarios y forestales también está creciendo de manera acelerada. El crecimiento de los biocombustibles líquido ya ha comenzado a elevar los precios de los dos productos agrícolas básicos más importantes del mundo - el maíz y el azúcar.

A menos que se promulguen nuevas leyes para proteger a las tierras amenazadas, asegurar un uso socialmente aceptable de la tierra, y conducir el desarrollo de la bioenergía en una dirección sostenible globalmente, el daño social y ambiental podría, en algunos casos, superar los beneficios.