Petróleo por Alimentos: Annan destaca aspectos positivos del programa y subraya importancia de reformar sistema de la ONU

Petróleo por Alimentos: Annan destaca aspectos positivos del programa y subraya importancia de reformar sistema de la ONU

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A la luz de los hallazgos de mala administración y corrupción durante la gestión del programa humanitario para Iraq “Petróleo por Alimentos”, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, destacó hoy la importancia de implementar una serie de reformas administrativas al sistema de las Naciones Unidas.

Tras subrayar los aspectos positivos del programa, que cumplió con el objetivo de “restaurar y mantener los estándares mínimos de nutrición y salud en Iraq y evitar que Saddam Hussein adquiriera armas de destrucción masiva”, Annan recalcó que el informe final de la Comisión Investigadora Independiente enseña que hay lecciones difíciles que el personal de la ONU tiene que aprender.

Ante el Consejo de Seguridad, donde el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos y líder de la Comisión Investigadora, Paul Volcker, presentó el informe, el Secretario General enfatizó la urgencia de establecer líneas precisas de responsabilidad y rendición de cuentas para que los funcionarios, y el Secretariado en general, sepan exactamente cuáles son sus compromisos.

“Hay lecciones sobre la supervisión y, especialmente, sobre la necesidad de mecanismos que garanticen la toma de medidas oportunas cuando se detecten deficiencias. Y, sobre todo, hay lecciones sobre la necesidad de que las Naciones Unidas mantengan los más altos parámetros de integridad y eficiencia”, dijo.

El titular de la ONU, por otra parte, aceptó su parte de responsabilidad y las críticas por la mala gestión del programa, incluido el control inadecuado y la deficiencia de las auditorías.

El informe documentó acciones y omisiones y, además de la mala administración y la corrupción, observó deficiencias que atribuyó a los Estados miembros de la ONU y al Consejo de Seguridad.

“El Programa permitió que Iraq tuviera demasiada iniciativa”, fue un “contrato con el Diablo y el Diablo tuvo los medios para manipular el Programa para sus fines”, explicó Volcker.

Agregó que esta situación se complicó por la falta de una definición clara sobre las responsabilidades administrativas que competían al Consejo de Seguridad y al Secretariado de la ONU.

“El resultado fue que nadie parecía estar claramente al frente del Programa, lo que produjo demoras o falta de decisiones. Y a todo esto, se sumó la deficiencia estructural y práctica de la ONU, que no estaba a la altura de los monumentales desafíos que presentaba Petróleo por Alimentos”, acotó.

“Lamentablemente, esas debilidades se vieron agravadas por un comportamiento no ético y corrupto en posiciones clave, en la cúpula de la oficina del programa y en el departamento de adquisiciones”, continuó el investigador independiente.

Hace año y medio, Annan nombró a la Comisión Investigadora para indagar sobre las acusaciones e identificar los cambios necesarios para evitar una situación como esta en el futuro.

El informe confirmó que el Secretario General no había ejercido influencia en el proceso de adquisiciones, pero lo hizo responsable por no haber investigado oportunamente el otorgamiento de un contrato a la empresa en la que trabajaba su hijo.

Annan se comprometió a analizar medidas para implementar las recomendaciones de la Comisión Volcker, sobre todo en lo relativo a la rendición de cuentas y a la delimitación de responsabilidades.

“Los hallazgos del informe de hoy deben avergonzarnos profundamente a todos. La Comisión Investigadora ha rasgado la cortina y ha iluminado los rincones más oscuros de la Organización”, concluyó el jefe de la ONU, y confió en que la Cumbre de mandatarios que se celebrará la semana próxima sea una oportunidad para adoptar la reforma de las Naciones Unidas.

El programa Petróleo por Alimentos operó de 1996 a 2003, administrado por la ONU, con la intención de aliviar al pueblo iraquí de las sanciones impuestas por la comunidad internacional al régimen de Sadam Hussein.

Con este plan, Iraq vendía ciertas cantidades de petróleo para comprar alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad. Se calcula que unos 27 millones de iraquíes se beneficiaron con la iniciativa.