FAO insta a África a dar prioridad a investigación y desarrollo agrícola

FAO insta a África a dar prioridad a investigación y desarrollo agrícola

Los niveles actuales de desnutrición y las alarmantes tendencias exigen que se dé prioridad al desarrollo agrícola en África, dijo hoy el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf.

Al participar en el Foro Agrícola de Dakar –convocado por el presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, para formular una nueva perspectiva dirigida a reducir la brecha agrícola mundial-, Diouf sostuvo que el principal desafío de nuestros días es combatir y erradicar el hambre y la pobreza, y mantener a la vez el medio ambiente.

En este sentido, instó a redoblar esfuerzos para alcanzar los Objetivos de del Milenio, de reducir para 2015 a la mitad el número de personas que sufren hambre en el mundo. De mantenerse esta tendencia, el objetivo podría no cumplirse antes de 2150, advirtió.

Recordó que a pesar del constante crecimiento de la economía mundial y de la disponibilidad suficiente de alimentos en el mundo, más de 850 millones de personas padecen de hambre crónica.

El debate del Foro de Dakar, al que asisten diversos jefes de Estado africanos y dirigentes de otros países del mundo, se concentra en la función de la ciencia y la tecnología en el desarrollo agrícola, tomando en cuenta las diversas limitaciones que existen en las regiones menos desarrolladas, así como los medios para estimular el desarrollo y promover el comercio internacional.

“En África, la principal condición del desarrollo agrícola es la gestión del agua y la construcción de carreteras rurales, instalaciones de almacenamiento y mercados”, indicó Diouf.

Sólo 7% de las tierras agrícolas africanas cuentan con irrigación, en comparación con Asia, donde 40% de las tierras tienen riego. Además, sólo 4% de los recursos renovables africanos se explotan, en comparación con 14% en Asia.

El consumo de fertilizantes en África es de apenas 9 kilogramos por hectárea, respecto a los 100 kilogramos por hectárea utilizados en el sureste de Asia y los 206 kilogramos por hectárea que se aplican en los países industrializados, según datos de la FAO.