Consejo de Seguridad discute situación en Haití
El Consejo de Seguridad de la ONU celebró hoy una reunión ministerial para evaluar la situación en Haití y refrendar el compromiso internacional con la estabilización y reconstrucción de ese país caribeño.
La sesión, convocada y presidida y por el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Rafael Bielsa, en su capacidad de presidente del órgano durante este mes, fue celebrada para “buscar soluciones realistas y perdurables”.
Bielsa señaló el hecho de que en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) convergen por primera vez una gran cantidad de estados americanos. “Sentimos a MINUSTAH como nuestra misión”, explicó el ministro argentino.
“La presencia regional en Haití nos transforma en parte de la búsqueda de una solución de aristas múltiples, que tenga posibilidades de mantenerse”, agregó.
Por su parte, el jefe de MINUSTAH, Juan Gabriel Valdés, reportó ante el Consejo que durante las últimas semanas han mejorado gradualmente las condiciones de seguridad del país, pero reconoció que los desafíos en este terreno siguen siendo muy grandes.
Subrayó que la labor de MINUSTAH ha sido decisiva tanto en la protección de los ciudadanos como en las obras de infraestructura que han mejorado las condiciones de vida de la población civil.
Gran parte de las fuerzas de paz de la Misión ha sido aportada por Brasil, país que comanda el brazo militar de MINUSTAH. En este sentido, el canciller brasileño, Celso Amorin, destacó la deuda histórica que América Latina tiene con Haití por haber sido éste el primer país de la región en independizarse.
Ahora es una obligación ayudarlo a recuperar el control de su futuro, dijo Amorin.
Por su parte, el ministro del Exterior de Chile, Ignacio Walker, recordó que en los últimos once años, “los esfuerzos de la comunidad internacional en Haití se han traducido en éxitos efímeros que han obligado a retomar la tarea una y otra vez”.
Ante este escenario, Walker pidió un esfuerzo sostenido para evitar la repetición del “ciclo de crisis-indiferencia” que ha caracterizado la relación de la comunidad internacional con Haití.