Inicia en Zambia reunión de alto nivel sobre VIH-SIDA

Inicia en Zambia reunión de alto nivel sobre VIH-SIDA

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Ministros de Salud, Educación y Finanzas de los países del sur de África se cuentan entre los participantes de la reunión de alto nivel que inició hoy en Livingstone, Zambia, organizada por el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el SIDA.

Al ser África el continente más afectado por la enfermedad, el principal objetivo del encuentro es renovar el compromiso de colaboración entre los gobiernos de los países afectados, y entre la ONU y el resto de la comunidad internacional para reforzar la lucha contra la epidemia de VIH-SIDA en todo el mundo.

Asimismo, durante las dos jornadas que durará la reunión, se discutirán estrategias para acelerar las iniciativas de educación como un método preventivo del problema.

Los participantes también plantearán programas para alcanzar y asistir a los huérfanos a causa del SIDA y a otros grupos vulnerables de población infantil.

Del mismo modo, se destacará la necesidad de asignar más fondos a todas las actividades dirigidas a la prevención y tratamiento de la enfermedad.

Durante su intervención en esta primera jornada de la reunión, Antonio María Costa, director ejecutivo de la Oficina contra las Drogas y el Delito, presentó evidencias sobre la relación entre la infección de VIH-SIDA y la drogadicción, el tráfico de personas y el sistema de prisiones.

Explicó que el uso compartido de jeringas para inyectarse drogas es una fuente de contagio importante del virus, sobre todo si se tiene en cuenta que existen 12,6 millones de adictos que consumen narcóticos por vía intravenosa. En algunas regiones, abundó Costa, se calcula que el 80% de ellos es portador del VIH.

Del mismo modo, señaló que hay una alta relación entre el número de infectados y las víctimas del tráfico de personas, que muchas veces está ligado a la prostitución, el abuso y la explotación infantil.

Por último, Costa dijo que la población carcelaria también es especialmente vulnerable puesto que muchos reclusos viven hacinados, en condiciones insalubres y comparten jeringas, además de mantener relaciones sexuales sin protección.