La venta desproporcionada de alimentos ultraprocesados representa “el principio de una epidemia”

La Organización Panamericana de la Salud establece una serie de criterios para determinar los niveles excesivos de azúcar, sal y grasa en los alimentos procesados. Foto de archivo: Banco Mundial/Gennadiy Ratushenko
Banco Mundial/Gennadiy Ratushenko
La Organización Panamericana de la Salud establece una serie de criterios para determinar los niveles excesivos de azúcar, sal y grasa en los alimentos procesados. Foto de archivo: Banco Mundial/Gennadiy Ratushenko

La venta desproporcionada de alimentos ultraprocesados representa “el principio de una epidemia”

Salud

Los alimentos ultraprocesados, las bebidas azucaradas y la comida rápida, que presentan una pobre calidad nutricional y generan un efecto alarmante en la salud, están ganando cada vez más terreno a las comidas caseras en el conjunto de la región. Los expertos solicitan su regulación gubernamental.   

El rápido avance de los alimentos ultraprocesados, las bebidas azucaradas y la comida rápida en América Latina y el Caribe preocupa enormemente a la Organización Panamericana de la Salud.

Los productos ultraprocesados suelen contener pocos o ningún alimento entero. Son formulaciones industriales principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, además de aditivos.

Los ingredientes, y los diversos métodos de fabricación y técnicas de procesamiento usados (por consiguiente, ultraprocesados*), crean productos listos para el consumo duraderos, accesibles, atractivos, de sabor muy agradable y altamente rentables.

Según el nuevo informe Alimentos y bebidas ultraprocesados en América Latina, la venta de esos productos creció un 8,3% entre los años 2009 y 2014, y se estima que aumentaron otro 9,2% durante este año.

Es más, el asesor regional en nutrición de la OPS, Fabio da Silva Gomes, califica el rápido progreso de este tipo de alimentación como “el principio de una epidemia”.

“Su venta crece desproporcionadamente en comparación con la de otros alimentos, invadiendo los platos con productos que no contribuyen a la buena salud”, sostuvo. 

Sin control publicitario

Esta tendencia se ve favorecida por las “irrestrictas” campañas de mercadeo y publicidad que aprovechan la falta de regulación en la región, tal y como apunta Gomes.

“Necesitamos que los Gobiernos establezcan políticas para restringir las ventas de estos productos. Los alimentos ultraprocesados no pueden ser la base de nuestra alimentación, no pueden ser un producto esencial en nuestras dietas”.

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Una hamburguesa con patatas.
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Una hamburguesa con patatas.

Un informe de amplio alcance

En los últimos decenios, el rápido aumento de la prevalencia del sobrepeso y la obesidad, la diabetes y otras enfermedades no transmisibles asociadas a esos estados amenaza no solo la salud y el bienestar de todos los países de América Latina y el Caribe, sino también sus perspectivas económicas, ahora y en el futuro.

Los productos ultraprocesados suelen contener pocos o ningún alimento entero.

El estudio recopila información sobre siete países de la región - Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela-, que representan al 80% de la población total, y analiza 25 productos divididos en 89 categorías, indicando cuáles exceden los niveles recomendados de azúcares libres, grasa total, grasas saturadas o sodio; y cuáles son los productos específicos que aportan más energía y los nutrientes de mayor importancia.

Según los hallazgos del informe, todos los productos estudiados “contenían cantidades excesivas de al menos uno de estos nutrientes esenciales. En conjunto, el 43% de lo que aportan estos productos es azúcar”.

Los productos que se consideraron especialmente problemáticos son las bebidas gaseosas, los tentempiés dulces y salados, las galletas, las tortas, pasteles y postres, y las salsas y aderezo.

El anterior estudio de la Organización Panamericana de la Salud sobre este tipo de productos reveló que el incremento de las ventas, y su posterior consumo, quedaba asociado al aumento de peso, un hecho que indica que el consumo de estos productos son un detonante de las crecientes tasas de sobrepeso y obesidad.

Casi el 60% de los habitantes de la región, unos 360 millones de personas, vive con sobrepeso.

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Recomendaciones de la OPS

Los Gobiernos, la comunidad científica y las organizaciones de la sociedad civil han de apoyar e implementar políticas y regulaciones para desalentar el consumo de productos ultraprocesados y promover la elección de alimentos saludables.

Éstas incluyen:

  • políticas fiscales
  • regulaciones para informar a los consumidores sobre el contenido de los productos
  • restringir la promoción y la publicidad de los productos ultraprocesados
  • otorgar incentivos que fomenten la disponibilidad de los alimentos sin procesar y mínimamente procesados y que sus precios sean asequibles y estables
  • prevenir que la población, especialmente los niños en las escuelas, estén expuestos a estos productos. 

Algunos países como Barbados, Brasil, Chile, Dominica, México, Perú y Uruguay ya han implementado una o más de estas medidas, con resultados alentadores.

Además, para contrarrestar el desplazamiento de los platos preparados a mano a base de alimentos frescos o mínimamente procesados por los productos ultraprocesados, es necesario preservar los sistemas alimentarios establecidos, apoyar la agricultura familiar y promover la preparación y cocción de alimentos saludables, incluido en las escuelas.

La OPS también destaca que los alimentos frescos y mínimamente procesados que son básicos en la alimentación tradicional, como los cereales, las raíces, los tubérculos, las legumbres y otros alimentos de origen vegetal, deben tener precios que en términos generales sean asequibles y estables.

Grado de procesamiento de los alimentos

Para comprender la alimentación adecuada, es útil entender cuáles son los distintos niveles de procesamiento de los alimentos y qué implican. Aunque el procesamiento en sí no es un problema, pues gran parte de los alimentos se procesan en algún grado, es importante destacar que el consumo excesivo de alimentos procesados está desplazando las comidas caseras y alimentos frescos.

Además algunos de esos productos contienen un exceso de calorías, azúcar, grasas y sal. Existen distintos tipos de clasificación de alimentos. Sin embargo, el más usado en América Latina y la literatura científica es el sistema NOVA*. Este sistema agrupa los alimentos según su naturaleza, su finalidad y su grado de procesamiento y comprende cuatro grupos:

  • Alimentos sin procesar o mínimamente procesados: son alimentos de origen vegetal (hojas, tallos, raíces, tubérculos, frutos, nueces, semillas) o animal (carne u otros tejidos y órganos, huevos, leche) distribuidos poco después de la cosecha, recolección, matanza o crianza. Los alimentos mínimamente procesados son alimentos sin procesar que se alteran de modo que no se les agrega o incorpora ninguna sustancia, pero que pueden implicar suprimir algunas partes del alimento.
  • Ingredientes culinarios procesados: son sustancias extraídas y purificadas por la industria a partir de componentes alimentarios u obtenidas de la naturaleza. Pueden usarse conservantes, estabilizadores o “purificadores”, además de otros aditivos.
  • Alimentos procesados: se elaboran al agregar sal o azúcar (u otro ingrediente como aceite o vinagre) a los alimentos para hacerlos más duraderos o modificar su palatabilidad. Derivan directamente de los alimentos y son reconocibles como versiones de los alimentos originales. En general se producen para consumirse como parte de comidas o platos. Los procesos incluyen el enlatado y el embotellado, la fermentación y otros métodos de conservación como el salado, la conserva en salmuera o escabeche y el curado.
  • Productos ultraprocesados: están formulados en su mayor parte o totalmente a partir de sustancias derivadas de alimentos u otras fuentes orgánicas. Por lo común, contienen pocos alimentos enteros o ninguno. Se presentan empaquetados o envasados y son duraderos, prácticos, de marca, accesibles, con un sabor agradable o extremadamente agradable, y a menudo causan hábito. En general no son reconocibles como versiones de alimentos, aunque pueden imitar su apariencia, su forma y sus cualidades sensoriales. Muchos de sus ingredientes no están disponibles en las tiendas al menudeo. Algunos de ellos se derivan directamente de alimentos (como aceites, grasas, almidones y azúcares) y otros se obtienen mediante el procesamiento ulterior de componentes alimentarios, o se sintetizan a partir de otras fuentes orgánicas. Numéricamente, la mayoría de los ingredientes son conservantes y otros aditivos como estabilizadores, emulsificantes, solventes, aglutinantes, cohesionantes, aumentadores de volumen, edulcorantes, resaltadores sensoriales, colorantes y saborizantes, y auxiliares para el procesamiento. Puede obtenerse volumen agregando aire o agua. Los productos pueden “fortificarse” con micronutrientes, como por ejemplo las papas fritas y otros aperitivos envasados, helados, chocolates, caramelos, galletas, mermeladas, margarinas, bebidas carbonatadas, bebidas energizantes, bebidas azucaradas a base de leche, etcétera.

*El sistema NOVA es una de las varias clasificaciones de alimentos que existen. Su uso en este análisis no constituye una validación por parte de la FAO. Fuentes: Monteiro, Cannon, Lawrence, da Costa Louzada, y Pereira Machado, 2019; OPS, 2015; FAO, 2015.