La Iniciativa para la Seguridad Alimentaria del G-8 representa un cambio esperanzador de política a favor de las víctimas del hambre y la pobreza, afirmó Diouf, y confió en que los jefes de Estado y de gobierno concretarán esa promesa.

“Estoy convencido de que cumplirán con lo pactado, no sólo por consideraciones éticas, sino también por argumentos económicos sólidos, y por asegurar la paz y estabilidad en el mundo”, dijo.

Por otra parte, Diouf urgió a los donantes internacionales a que asignen el 17% de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a la agricultura, recordándoles que ese fue el nivel de inversiones que salvó a Asia y Latinoamérica de la amenaza de la hambruna en la década de 1970.

Explicó que en la actualidad se necesita un nivel similar de recursos para alimentar a los más de mil millones de personas que sufren hambre y garantizar que la población mundial, que alcanzará los 9.000 millones de personas en 2050, cuente con suficientes alimentos.

Por otra parte, Diouf indicó que una nueva Cumbre Mundial sobre la Alimentación –la tercera tras las reuniones previas de 1996 y 2002 – tendrá lugar del 16 al 18 de noviembre en la sede de la FAO en Roma.

Los objetivos del cónclave serán lograr un amplio consenso para la erradicación del hambre, una mejor gestión del sistema agrícola mundial y el diseño de políticas y programas para garantizar la seguridad alimentaria mundial.