Por su parte, el embajador de Bulgaria, Stefan Tafrov, presidente en turno del Consejo, sostuvo que el personal de seguridad es una prioridad para la ONU, sobre todo después del ataque del 19 de agosto a las oficinas de la Organización en Bagdad, donde resultaron muertos 22 funcionarios.

Catherine Bertini, coordinadora de Seguridad, dijo, en nombre, del Secretario General, que la bandera de la ONU se ha convertido más en un objetivo que en un escudo.

Recordó que Kofi Annan ha instado a reorganizar estratégicamente la seguridad de la ONU después del atentado en Bagdad e informó de que ya se estudian los planes para mejorar las medidas de protección de los trabajadores.

Entre estas medidas, agregó Bertini, se cuenta la instalación de películas antibalas en los inmuebles de la ONU en Nueva York.

Julian R. Hunte, presidente de la Asamblea General, subrayó que si bien el ataque en Bagdad fue un gran impacto para las Naciones Unidas, no fue el primero contra la Organización, ya que unos 2.000 trabajadores de la ONU han sido asesinados o han desaparecido de 1945 a la fecha.

Añadió que aunque las operaciones de la ONU tendrán que cambiar como resultado del ataque, los países asistidos tienen la responsabilidad de brindar seguridad al personal de la Organización en el terreno.