La comunidad de la isla de Nui despide con la mano al Primer Ministro de Tuvalu tras su visita tras la devastación del ciclón Pam.

Vivir al límite: Los pequeños Estados insulares trazan el camino contra el cambio climático

© PNUD/Silke von Brockhausen
La comunidad de la isla de Nui despide con la mano al Primer Ministro de Tuvalu tras su visita tras la devastación del ciclón Pam.

Vivir al límite: Los pequeños Estados insulares trazan el camino contra el cambio climático

Objetivos de Desarrollo Sostenible

Muchas naciones insulares han puesto en marcha hojas de ruta para alcanzar el 100% de generación de energía a partir de recursos renovables para 2030, pero queda mucho por hacer. La Cuarta Conferencia Internacional sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo abordará los principales retos que enfrentan 39 Estados, incluyendo su vulnerabilidad a las catástrofes climáticas y las crisis y recesiones económicas.

Los líderes de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS, por sus siglas en inglés) de todo el mundo se reunirán este fin de semana en las costas de Antigua y Barbuda, en el Caribe, para presentar un nuevo plan de acción destinado a aumentar la resiliencia en el camino hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de 2030.

La Cuarta Conferencia Internacional sobre los SIDS reunirá a los gobiernos, las Naciones Unidas, la sociedad civil, el sector privado y las voces más destacadas de los jóvenes para convertir nuevas ideas en acciones, así como obtener nuevas promesas de apoyo y debatir los principales retos que tiene por delante este grupo vulnerable de naciones.

Vivir al límite

Hay 39 Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, desde los anfitriones de la conferencia, Antigua y Barbuda, hasta Vanuatu, en el Pacífico Sur, que fueron reconocidos como un caso especial de apoyo durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992.

Están situados en algunas de las regiones del mundo más propensas a catástrofes naturales, el peligro de la subida del nivel del mar, las perturbaciones climáticas y la fragilidad medioambiental; además, tienen mercados nacionales pequeños y son vulnerables a las crisis y recesiones económicas.

Muchos de esos Estados carecen de la resiliencia suficiente para hacer frente a la creciente incidencia de los desastres naturales, algo de lo que los habitantes de Antigua y Barbuda son demasiado conscientes tras haber sufrido el devastador impacto de los huracanes Irma y María, que azotaron el Caribe en 2017.

La supervivencia en juego

En una entrevista concedida a Noticias ONU, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, afirmó que ambos huracanes se encontraban entre las peores perturbaciones externas “que literalmente diezmaron nuestras economías y dañaron nuestras infraestructuras, nuestros edificios, nuestros hogares.”

Browne insistió en que la colaboración mundial para frenar el calentamiento global es esencial para que los Pequeños Estados Insulares sobrevivan en las próximas décadas.

Otros retos comunes son los elevados costes de importación y exportación, la escasez de recursos naturales, una densidad de población muy superior a la media mundial (que ejerce presión sobre los servicios básicos y la disponibilidad de empleo), un elevado endeudamiento y un acceso limitado a préstamos de bajo coste.

En 2014, estos países se reunieron y acordaron la Trayectoria de SAMOA, ampliando su base de acción, y creando las Modalidades de Acción Acelerada para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.

En San Vicente y las Granadinas, Viola Samuel puede cultivar hortalizas en el patio de su casa gracias a un programa de formación del Gobierno apoyado por el PMA.
© PMA/Alexis Masciarelli

Es hora de cumplir

La máxima responsable de la ONU en esta materia, Rabab Fátima, declaró a Noticias ONU antes de la Conferencia, que se celebrará del 27 al 30 de mayo, que establecerá las aspiraciones de desarrollo sostenible de los pequeños Estados insulares para la próxima década.

Fátima destacó el consenso que ya se ha formado en torno a un programa de acción acordado que los delegados se llevarán a sus respectivas capitales cuando abandonen Antigua y Barbuda a finales de la próxima semana.

Votos renovados

“Vamos allí para renovar nuestro compromiso de reforzar la resiliencia y fomentar la prosperidad, de forma colectiva”, afirmó Fátima, que también es Asesora Especial de la Conferencia.

“Necesitamos la colaboración de todos”, añadió. “Por lo tanto, las ONG, la sociedad civil, el gobierno y el sector privado, todos ellos tienen un papel que desempeñar”.

Con el apoyo de la asamblea, de la comunidad internacional en Antigua y más allá, la nueva estrategia ayudaría con lo siguiente:

  • Aumentar la resiliencia
  • Ampliar la acción climática
  • Integrar la reducción del riesgo de desastres
  • Fortalecer sociedades seguras y saludables
  • Promover la ciencia, la tecnología, la innovación y la digitalización
  • Aumentar la prosperidad, el empleo, la igualdad y la inclusión
  • Crear asociaciones
Una mujer cosecha sal en un manglar de Timor Oriental.
PNUD/Yuichi Ishida

Lucha contra el cambio climático

Fátima indicó que los países insulares han estado a la vanguardia del establecimiento de objetivos ambiciosos para llevar a cabo la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables, a pesar de tener recursos limitados.

“Muchas naciones insulares han puesto en marcha hojas de ruta para alcanzar el 100% de generación de energía a partir de recursos renovables para 2030”, entre ellas las Islas Salomón, Vanuatu y Antigua y Barbuda.

En el Pacífico, países como Fiyi, Samoa, Tonga y los Estados Federados de Micronesia han realizado importantes inversiones en proyectos de energía solar, eólica e hidroeléctrica con el apoyo de instituciones financieras como el Banco Asiático de Desarrollo.

Jamaica y Granada, islas del Caribe, han experimentado un crecimiento de la energía solar en tejados, parques eólicos y otros proyectos de energías renovables.

Paneles solares en Mauricio
PNUD/Stephane Belleros

La esperanza por encima del miedo

“Además de impulsar la agenda mundial para el desarrollo sostenible, mi mayor esperanza es que la Conferencia actúe como catalizador de un cambio positivo, que se traduzca en una transformación notable de las vidas de quienes residen en los pequeños Estados insulares en desarrollo”, declaró Fátima,

La misma desearía ver planes de acción concretos para abordar los problemas urgentes a los que se enfrentan estos Estados y el fortalecimiento de las asociaciones “entre ellos y las organizaciones internacionales, los socios para el desarrollo, la sociedad civil”.

Los compromisos políticos también están en la lista de deseos de otras naciones y organizaciones participantes para ayudar a los SIDS a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, “lo que podría implicar promesas de ofrecer financiación, asistencia técnica y desarrollo de capacidades.”

Fátima espera que se capacite a los Pequeños Estados Insurales para que se hagan cargo de sus propios planes de desarrollo y se les proporcionen las herramientas y el apoyo necesarios para poner en marcha planes resilientes y sostenibles.

“Creo que juzgar el éxito de la Conferencia se basará en su capacidad para impulsar acciones significativas, reunir recursos y promover cambios constructivos en beneficio de las personas que viven en los pequeños Estados insulares en desarrollo”.