ONU y OSCE condenan la mano dura aplicada a periodistas y medios en Turquía

Los periodistas deben tener libertad para realizar su trabajo. Foto: ONU/Eskinder Debebe
Los periodistas deben tener libertad para realizar su trabajo. Foto: ONU/Eskinder Debebe

ONU y OSCE condenan la mano dura aplicada a periodistas y medios en Turquía

Dos expertos en derechos humanos de la ONU y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) condenaron hoy las acciones de mano dura que el gobierno de Turquía está aplicando a los periodistas y medios de comunicación tras el intento de golpe de estado del 15 de julio.

El relator especial de Naciones Unidas sobre la libertad de expresión, David Kaye, y la representante para la libertad de los medios de la OSCE, Dunja Mijatovic, se refirieron al arresto de decenas de periodistas y al cierre de numerosos medios ocurrido en las últimas 24 horas como un asalto mayúsculo contra el debate público y la rendición de cuentas del gobierno.

“Urgimos a las autoridades turcas a reconsiderar estas decisiones y a refrendar sus obligaciones con la libertad de expresión y de medios”, apuntaron los expertos en un comunicado conjunto.

La información disponible indica que el gobierno del país ordenó el cierre de tres agencias de noticias, 16 canales de televisión, 23 estaciones de radio, 45 periódicos y 15 revistas. Además, a partir del intento de golpe se han emitido órdenes de arresto contra más de 89 periodistas, muchos de los cuales ya se encuentran detenidos.

Asimismo, las autoridades bloquearon el acceso a más de 20 sitios de noticias de internet, revocaron la licencia de 29 casas editoriales y cancelaron numerosas acreditaciones de prensa.

Entre las disposiciones del estado de emergencia impuesto en Turquía, también se decretó el cierre de muchas instituciones, escuelas y organizaciones civiles.

Los expertos de la ONU y la OSCE aseveraron que estas restricciones no cumplen con los estándares internacionales básicos reconocidos para periodos de emergencia y, en cambio, generan niveles de inseguridad extremos para quienes trabajan con la intención de informar a la opinión pública sobre la crisis que vive el país.