OIT alerta sobre trata de seres humanos en Japón

Según el estudio, muchos extranjeros llegan a Japón ilegalmente en busca de trabajo, guiados por traficantes que los engañan sobre la verdadera naturaleza del empleo y los salarios que recibirán.
El problema es particularmente agudo cuando se trata de mujeres, a menudo tailandesas, que son sometidas a la violencia y explotadas sexualmente.
La OIT señaló que la ausencia de estadísticas rigurosas impide determinar cuántas mujeres se hallan en esta situación, aunque en 2003 se notificaron a la policía 51 casos de trata y se hallaron 83 víctimas.
Por su parte, los hombres quedan atrapados en un mercado de trabajos sucios, peligrosos o difíciles.
El informe explicó que los traficantes suelen estar vinculados a las redes japonesas del crimen organizado, que cobran a los trabajadores extranjeros grandes cantidades de dinero a cambio de hacerles entrar en Japón, conseguirles un empleo y suministrarles alimentos y alojamiento.
Estas cuotas oscilan entre 4.500 y 8.500 dólares, lo que atrapa a los trabajadores en círculos interminables de deudas que no logran saldar y que generan, a su vez, mayores deudas y explotación.
La trata de seres humanos empezó en Japón en los años ochenta, cuando el rápido crecimiento económico y la demanda generada por la constante multiplicación de bares y restaurantes motivaron una afluencia masiva de tailandeses, filipinos y coreanos al país, a menudo por cauces relacionados con el crimen organizado.
Luego, al debilitarse la economía en los años noventa, el país impuso controles más rigurosos a la inmigración y un mayor número de trabajadores deseosos de migrar a Japón cayó en manos de los traficantes y de la delincuencia organizada.