El protocolo busca impedir que el pescado capturado de forma ilícita entre al mercado internacional, eliminando así un importante incentivo para la pesca furtiva.

Entre otras cláusulas, el protocolo pedirá a los países que obliguen a los barcos extranjeros que pretendan atracar en sus puertos a solicitar permiso con antelación en una serie de puertos especialmente designados, transmitiendo información sobre sus actividades y el pescado que llevan a bordo.

Igualmente instruirá inspecciones para examinar la documentación de esos navíos, de sus aparejos de pesca, de las capturas y del libro de bitácora.

La adopción formal del protocolo esta prevista para noviembre de este año, durante la conferencia anual de la FAO.