El pasado sábado 26, un grupo de entre diez y doce milicianos, supuestos integrantes del grupo FDLR/Rastas, atacó los poblados de Nyabuluze y Muhungu, dejando al menos 18 civiles muertos, muchos de ellos mujeres y niños, además de 27 heridos.

Durante el asalto también fueron secuestradas al menos seis personas.

La Misión de la ONU informó que las víctimas fueron muertas o heridas mientras dormían y destacó que los atacantes usaron machetes, bayonetas, cuchillos y otras armas blancas para asesinar silenciosamente y evitar ser detectados.

Los agresores dejaron sobre los cuerpos de los muertos notas en las que aseguraban que las atrocidades cometidas eran una represalia a las operaciones contra su grupo de parte de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo.

Cuando los atacantes estaban listos para asaltar un tercer poblado del área, una patrulla pakistaní de cascos azules de la ONU abrió fuego y los forzó a huir, evitando así otra matanza, señaló la MONUC.

Las fuerzas de paz de la ONU apoyaron al ejército congoleño en una operación en la que rescataron a cuatro de los secuestrados.

Por otra parte, un equipo de expertos de las Naciones Unidas fue enviado a la zona ayer para evaluar la situación y acelerar el mecanismo de respuesta humanitaria de emergencia.

La MONUC reiteró que su mandato es proteger a la población congolesa, pero recordó que es responsabilidad del gobierno del país velar por la integridad de sus ciudadanos y de su territorio.

En este sentido, urgió a las autoridades a usar todos los medios necesarios para encontrar y someter a juicio a los responsables de la matanza.