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Los traficantes de especies silvestres utilizan técnicas cada vez más sofisticadas para ocultar su carga ilícita. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha puesto en marcha un proyecto para acabar con el comercio por tierra y por mar de especies silvestres; para ello, ha marcado las rutas clave y los puntos de tránsito entre África y Asia para interceptar la mercancía.
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El transporte marítimo de contenedores es el método más común para el contrabando de fauna silvestre. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), solo el 2% de los millones de contenedores enviados cada año son interceptados por las autoridades.
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Entre las nuevas técnicas que usan los traficantes para eludir los controles se encuentra la de ocultar su mercancía ilegal en troncos de madera o utilizar productos como la cera de las velas para amortiguar los sonidos y los olores.
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El cargamento fotografiado, procedente de la República Democrática del Congo con destino a Vietnam, contenía 423 kg de escamas de pangolín y 762 piezas de marfil ocultas en troncos de madera.
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Según las autoridades ugandesas, más de 325 elefantes en peligro de extinción, junto con cientos de pangolines, habrían muerto de no haber sido rescatados durante su traslado ilegal.
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El proyecto del PNUD respalda, además, la formación de las unidades conjuntas de control portuario de varios organismos en puntos estratégicos de tránsito y salida, en Uganda, Kenia y Tanzania.
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Gracias al proyecto del PNUD, en colaboración con otros socios, se han mejorado las técnicas de detección sobre el terreno. Por ejemplo, se pueden adiestrar ratas para que detecten de forma fiable el olor de los productos extraídos de fauna silvestre con los que se suele traficar, incluidas las escamas de pangolín.
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Mejorar las inspecciones, para que sean más efectivas, es crucial para proteger la flora y la fauna en peligro de extinción y para desalentar el comercio ilegal de especies silvestres.