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Los refugiados que viven en uno de los campamentos más grandes del mundo en Kenia están abriendo pequeños negocios para sobrevivir. Esperanza Tabisha, una diseñadora de moda de la República Democrática del Congo empezó a su negocio de costura en 2011. “La moda es mi pasión y me siento muy inspirada por las mujeres. Quiero hacer que estén más guapas”.
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Ganando cerca de 2000 chelines kenianos al mes. Esperanza mantiene a su extensa familia en el campamento. “Me encanta ser diseñadora y fabricar ropa, pero el dinero que obtengo solo me llega para cubrir mis necesidades más básicas. Para expandir el negocio, necesario una ayuda financiera que pueda devolver con el tiempo”.
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Con alrededor de 185.000 residentes, Kakuma, en noroeste de Kenia, es uno de los campamentos de refugiados más grandes del mundo. En él, unos 21.000 participan en algún tipo trabajo emprendedor.
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Muchos dirigen pequeñas tiendas. Un estudio reciente de la Agencia de la ONU para los Refugiados y la Corporación Financiera Internacional descubrió que la economía del área vale cerca de 6000 millones de chelines, es decir, aproximadamente 56 millones de dólares. Con más de 2000 negocios en Kakuma, los refugiados desempeñan un papel fundamental en el crecimiento de la economía y construyen vínculos con sus comunidades de acogida.
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Algunos negocios también sirven a la comunidad local, como las barberías. Los refugiados contratan con frecuencia a locales para trabar con ellos y comprar ganado, madera, carbón y otros bienes de las comunidades de acogida.
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Cerca de 68,5 millones de personas en el mundo se encuentran desplazadas, un récord histórico de acuerdo con lo dicho por ACNUR. “Queremos establecer más modelos sostenibles a largo plazo que puedan beneficiar tanto a los refugiados como a sus comunidades de acogida”, declaraba en Kenia Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
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Se espera que un nuevo estudio comience un diálogo sobre cómo el sector privado puede contribuir a encontrar soluciones para los refugiados en Kenia y fuera del país. Para la diseñadora de moda, Esperanza Tabish, la colaboración ya está funcionando: “He experimentado cómo la economía de aquí crece a través de los negocios. Kakuma es una tierra de oportunidades”.