La sequía en Centroamérica amenaza la seguridad alimentaria de 2 millones de personas

Al menos 2 millones de personas han estado en situación de inseguridad alimentaria en el Corredor Seco de Centroamérica debido a sequías consecutivas en los pasados 4 años. Foto: FAO
Al menos 2 millones de personas han estado en situación de inseguridad alimentaria en el Corredor Seco de Centroamérica debido a sequías consecutivas en los pasados 4 años. Foto: FAO

La sequía en Centroamérica amenaza la seguridad alimentaria de 2 millones de personas

Ayuda humanitaria

La situación afecta principalmente a las comunidades rurales y podría agravarse con la aparición del fenómeno “El niño” a finales de año. El maíz y los frijoles son los productos más afectados

La sequía que sufre América Central ha provocado graves pérdidas en las cosechas de Guatemala, El Salvador y Honduras, amenazando la seguridad alimentaria de más de dos millones de personas vulnerables, según alertaron este jueves la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

Además, advirtieron que la precaria situación alimentaria de las comunidades rurales desprotegidas podría empeorar si se produce la posible llegada del fenómeno El Niño a finales de año.

Los principales causantes de estas pérdidas fueron las precipitaciones por debajo de la media registradas durante los meses de junio y julio, y el estado de sequía por encima del promedio, que afectaron a la producción del inicial y principal ciclo de cultivo, conocido como “la primera”.

Maíz y frijoles, los productos más afectados

Los cultivos más afectados por la sequía son el maíz y los frijoles con pérdidas en 281.000 hectáreas. Ambas agencias alertaron que la seguridad alimentaria de 2,1 millones de personas depende de ambos alimentos.

El gobierno de Honduras declaró en agosto el estado de emergencia en el Corredor Seco, donde se estima que se ha perdido el 82% de las cosechas de maíz y frijol, mientras que el gobierno de El Salvador declaró una alerta roja en julio.

La pérdida de las cosechas ya sea total o parcial, causa que los agricultores de subsistencia y sus familias no puedan acumular provisiones para los próximos meses.

La preocupación por el impacto del fenómeno El Niño en las cosechas se extiende hasta su segundo ciclo que se lleva a cabo en noviembre y es conocido como “la postrera”.

El fenómeno El Niño como elemento desestabilizador

Según el Instituto de Investigación Internacional de Clima y Sociedad/Centro de Predicciones Climáticas (IRI/CPC), existe un 60% de probabilidades de que se registre un nuevo fenómeno El Niño entre septiembre y diciembre de 2018.

El representante regional de la FAO, Julio Berdegué, destacó como urgente “mejorar la resiliencia climática de los habitantes de Centroamérica, especialmente en zonas como el Corredor Seco”.

 Añadió estar especialmente preocupado “por el efecto de esta nueva sequía sobre la migración, en un contexto internacional que restringe el movimiento de miles de personas que, en sus localidades, tendrán una gran dificultad para asegurar el sustento de sus familias”.

Apoyo de la FAO y el PMA a los países afectados

Tras las sequías padecidas en los años 2014 y 2015, el PMA proporcionó asistencia alimentaria a miles de personas en comunidades vulnerables del Corredor Seco.

Entre las principales tareas realizadas se destacan la conservación de suelo y el agua y mejores prácticas agrícolas y capacitación para hacer frente a los fenómenos naturales, entre otras.

Por su parte, la FAO impulsó un programa para reforzar la resiliencia ante el riesgo de desastres en Corredor Seco y colabora con los países afectados por la sequía en la elaboración de proyectos y programas que presentarán al Fondo Verde para el Clima.

Propuestas para mitigar los impactos de la sequía

  • Analizar el impacto de los ciclos agrícolas de 2018 en el precio de los alimentos básicos.

  • Evaluar la seguridad alimentaria de las comunidades en el Corredor Seco una vez finalice la cosecha de “la primera” y se inicie “la postrera”.

  • Apoyar a los gobiernos a establecer sistemas de seguimiento de la situación de la producción agrícola y la seguridad alimentaria.

  • Alcanzar acuerdos que permitan la migración temporal regular, segura y ordenada de personas de las comunidades rurales más afectadas por la sequía.

  • Movilizar recursos para ampliar los sistemas de cosecha y almacenamiento de agua de lluvias para reducir el impacto de futuras sequías.