“Necesitamos apoyo inmediato para detener la catastrófica situación de decenas de personas”, expresó Stepháne Dujarric en su encuentro diario con la prensa, en el que aseguró que la población de Guta Oriental y Afrin está cansada, hambrienta y traumatizada.

Desde el 11 de marzo al menos 25.000 personas huyeron de Guta oriental. Los equipos de las Naciones Unidas han estado visitando diariamente los refugios colectivos en Dweir, Adra y Herjelleh, en Damasco rural, donde se alojan los desplazados.

“Todos los refugios están muy por encima de su capacidad, y más personas continúan llegando diariamente. La mayoría de entrevistados tienen algún tipo de condición de salud, probablemente debido a los años de falta de acceso a medicamentos y atención sanitaria”, agregó.

Dujarric explicó que 100.000 personas han sido desplazadas por las hostilidades en el distrito de Afrin. Unas 75.000 han huido a Tal Refaat y el resto a Nubul, Zahraa y otros pueblos aledaños.

La afluencia masiva de desplazados internos está ejerciendo presión sobre las comunidades de acogida, que ya se encuentran abrumadas. Las dieciséis escuelas de Tal Refaat son ahora refugios para desplazados internos y la educación está interrumpida.

“Estos civiles enfrentan condiciones humanitarias desgarradoras. Muchos quedan atrapados en el conflicto y todos están desesperados”, dijo el portavoz.

Por su parte, el coordinador humanitario de la ONU para Siria, Ali Al-Za’tari, expresó en un comunicado que las Naciones Unidas y sus socios, especialmente a través de los incansables esfuerzos de la Media Luna Roja Árabe Siria, están listos para entregar ayuda en el lugar.

“Pedimos a los Estados Miembros que proporcionen suministros y fondos muy necesarios y a todas las partes a que faciliten el acceso a todas las personas necesitadas; y para proteger a los civiles, los trabajadores médicos, los proveedores de servicios y los trabajadores humanitarios”, declaró.

La situación de los derechos humanos en Siria en el Consejo de Seguridad

El Consejo de Seguridad tenía prevista una reunión, solicitada por Francia, para abordar un informe del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, algo que no ocurría desde 2014.

Sin embargo, Rusia, con el apoyo de varios países, solicitó un voto de procedimiento y logró cancelar el encuentro.

La delegación rusa aseguró que el Consejo de Seguridad no era el lugar adecuado para discutir el informe de Zeid, que ya había sido presentado en órgano designado para ello, el Consejo de Derechos Humanos.

Los representantes de Estados Unidos, Francia y Países Bajos dijeron ante la prensa que lamentaba que Rusia hubiese bloqueado abiertamente la reunión sin importar que las violaciones de derechos humanos en Siria se encuentren en su “punto máximo”.

Los delegados convocaron entonces la llamada “arria-formula” para escuchar el informe de Zeid.  Este tipo de reuniones son informales y no son obligatorias para los Estados.