Tras perder a su marido, Manuela, una mujer guatemalteca, se mudó a Pasac, una aldea en el sur del país, para emprender una nueva vida. Después de que una epidemia afectará a las plataciones de café, el producto estrella de la zona, los agricultores decidieron dedicarse a la apicultura para diversificar sus ingresos y fortalecer su producción. De esta manera, Manuela conoció un mundo maravilloso y la miel se convirtió en una "dulce esperanza".