La desaceleración industrial debido a la pandemia de COVID-19 no ha frenado los niveles récord de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera, aumentan las temperaturas y provocan un clima más extremo, aseguran nuevos datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El grado de calentamiento del planeta es excepcional. Las temperaturas registradas desde 2015 son un claro signo de un cambio climático a largo plazo. El frío extremo registrado en Norteamérica este enero no refuta la tendencia, sino que se trata de una consecuencia de los dramáticos cambios en el Ártico.
La última vez que la Tierra experimentó una concentración de dióxido de carbono comparable fue hace entre tres y cinco millones de años. Sin recortes rápidos de CO2 y otros gases similares, el cambio climático tendrá impactos cada vez más destructivos e irreversibles en la vida del planeta, han advertido meteorólogos expertos de la ONU.