El mundo no debe olvidar la crisis humanitaria en Siria

Un miembro del personal de mantenimiento de la paz saluda a los alumnos de la Escuela Faouar en Siria, que fue una de las cuatro escuelas rehabilitadas por la Fuerza de Retirada de las Naciones Unidas.
UNDOF
Un miembro del personal de mantenimiento de la paz saluda a los alumnos de la Escuela Faouar en Siria, que fue una de las cuatro escuelas rehabilitadas por la Fuerza de Retirada de las Naciones Unidas.

El mundo no debe olvidar la crisis humanitaria en Siria

Paz y seguridad

Unos 12 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y crecen las tasas de desnutrición. La situación de las familias afectadas por el terremoto del pasado febrero que todavía permanecen en refugios colectivos, campamentos y asentamientos informales “sigue siendo crítica”.

Tras doce años de conflicto y con la inmensa mayoría de la población siria enfrentándose todavía a retos diarios para satisfacer sus necesidades básicas, la crisis humanitaria que sufre ese país debe seguir considerándose como una prioridad de ámbito mundial, afirmó este martes en el Consejo de Seguridad la directora adjunta para operaciones de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Ghada Eltahir Mudawi recordó que más de 15 millones de personas precisan ayuda humanitaria en el país, una cifra que representa a casi el 70% de la población.

“Unos 12 millones de personas, más del 50% de la población, sufren actualmente inseguridad alimentaria y otros 2,9 millones corren el riesgo de pasar hambre. Además, datos recientes muestran que la desnutrición va en aumento, con tasas de retraso en el crecimiento y desnutrición materna alcanzando niveles inéditos”, destacó.

El terremoto empeoró una situación crítica

Una delicada situación humanitaria que se agravó aún más por los terremotos del pasado mes de febrero. Sus efectos todavía resuenan con más de 330.000 personas que continúan desplazadas por los efectos del sismo, y miles más que perdieron el acceso a servicios básicos y a los medios de subsistencia.

Mudawi destacó que la situación de las familias que permanecen en refugios colectivos, campamentos y asentamientos informales “sigue siendo crítica”, y que aumentan los problemas de seguridad, entre ellos el de la violencia de género, y las necesidades relacionadas con la salud mental.

A estas preocupaciones añadió la actual escasez de agua, y la posible aparición de brotes d cólera y otras enfermedades transmitidas por el agua a medida que se acerca la temporada de calor.

El rol esencial de la comunidad de donantes

Mientras las Naciones Unidas y sus socias continúan sus esfuerzos para responder a las necesidades humanitarias más apremiantes, Mudawi calificó de “crucial” el apoyo de la comunidad de donantes y del Consejo durante los próximos meses y años a las continuas demandas esenciales, incluida la respuesta de recuperación temprana.

“La evaluación preliminar de las necesidades de recuperación del terremoto de Siria estimó en casi 9000 millones de dólares los daños y pérdidas, y en 14.800 millones de dólares las necesidades de recuperación durante el próximo trienio”, indicó.

Pese a esta larga lista de necesidades, Mudawi celebró la decisión del Gobierno siro de prorrogar las medidas de emergencia aplicadas desde los terremotos para facilitar la entrega de ayuda humanitaria hasta el 13 de agosto, incluido el acceso de los equipos de envío y socorro a través de los pasos fronterizos de Al Ra'ee y Bab al-Salam.

“Estos pasos fronterizos constituyen un complemento esencial a la operación de asistencia transfronteriza a gran escala a través de Bab al-Hawa, ampliando el alcance y reduciendo los costes”.

En este ámbito, cifró en más de 2330 el número de camiones cargados con ayuda humanitaria proveniente de siete agencias de la ONU que lograron cruzar al noroeste de Siria desde que se produjeron los terremotos.

Mudawi recordó que la importancia de contar con un acceso transfronterizo continuo al noroeste de Siria ya estaba clara antes de los terremotos, y que actualmente “es más evidente y urgente”.

“Como señaló el Secretario General, es indispensable una prórroga de 12 meses de la autorización del Consejo de Seguridad al mecanismo transfronterizo. Es una cuestión de vida o muerte para millones de personas en el noroeste de Siria”, alertó.

También manifestó su preocupación por el reciente cierre de los pasos fronterizos entre Iraq y Siria y el posible impacto que pueda ocasionar “en las situaciones de vulnerabilidad del noreste de Siria”, ya que cualquier interrupción en la disponibilidad de artículos de primera necesidad “agravará las necesidades y exacerbará la precaria situación de las personas que viven en esas zonas”.

Los fondos de ayuda no llegan al 10%

Por último, señaló que la financiación de los 5400 millones de dólares que requiere el Plan de Respuesta Humanitaria revisado para 2023, que busca ayudar a 14,2 millones de personas, no llega al 10% transcurridos los cinco primeros meses del año.

“Las repercusiones de este déficit son muy graves: el Programa Mundial de Alimentos, por ejemplo, advierte de que, al ritmo actual, 2,5 millones de personas corren el riesgo de perder la ayuda alimentaria o en efectivo a partir de julio”.

Por ello, manifestó su esperanza que, durante la séptima Conferencia de Bruselas, organizada por la Unión Europea los días 14 y 15 de junio, se traduzca en “generosas promesas y un rápido desembolso de los fondos necesarios para apoyar al pueblo sirio y a los países vecinos que generosamente acogen a tantos refugiados”.

La economía siria alcanza nuevos mínimos

Por su parte, el enviado Especial de las Naciones Unidas para Siria, Geir O. Pedersen, destacó que la economía siria “sigue alcanzando nuevos mínimos” con la lira alcanzando su nivel más bajo de la historia y con una inflación en constante aumento.

“Y el impacto del reciente terremoto ha agravado la crisis económica del país: hay informes de un nuevo aumento de la pobreza, incluida una evaluación de la Organización Internacional del Trabajo según la cual unos 170.000 trabajadores han perdido su empleo. Los efectos acumulados de una década de guerra y conflicto, la corrupción, la crisis financiera libanesa, el COVID, las sanciones, el tráfico ilícito de drogas y la guerra de Ucrania hacen que el marasmo económico de los sirios nunca haya sido tan agudo. Cambiarlo debe constituir también una prioridad clave de cualquier proceso de restablecimiento de la confianza.”