En Myanmar, la violencia obliga a unas 65.000 personas más a desplazarse en un mes

Una mujer que a los 19 años tuvo que huir de la aldea de Hormara en Myanmar debido a los ataques de las fuerzas militares.
OCHA/Vincent Tremeau
Una mujer que a los 19 años tuvo que huir de la aldea de Hormara en Myanmar debido a los ataques de las fuerzas militares.

En Myanmar, la violencia obliga a unas 65.000 personas más a desplazarse en un mes

Migrantes y refugiados

Los enfrentamientos en el este y noroeste del país surasiático empeoran la situación humanitaria y generan mayores movimientos de población, apunta la oficina humanitaria de la ONU. Con los nuevos desplazamientos masivos, el número de personas desarraigadas sobrepasa las 900.000.

La Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA) informó este miércoles que en el mes transcurrido hasta ayer 19 de abril, 65.000 personas debieron desplazarse en Myanmar para huir de la violencia en el este y noroeste del país.

Con este nuevo movimiento, la cifra de desplazados internos llegó a 912.700 en el territorio birmano.

En su última actualización de la situación, OCHA señaló que por primera vez, el número de personas desplazadas en el noroeste ha superado las 300.000. Cientos de miles de hombres, mujeres y niños han huido de sus hogares en busca de seguridad desde que los militares tomaron el poder en febrero de 2021.

Muchas de estas personas han debido desplazarse varias veces, exponiéndose a graves peligros por carecer de protección, agregó la Oficina.

Además, calculó que más de 36.000 nacionales de Myanmar se han visto forzados a buscar refugio en los países vecinos. De acuerdo con la ONU, actualmente habría 34.500 birmanos en India y 1600 en Tailandia.

Desplazados internos recibiendo asistencia en el campamento de Myaing Gyi Ngu, en el estado de Kayin, Myanmar.
© ACNUR/Sa Nyein Chan
Desplazados internos recibiendo asistencia en el campamento de Myaing Gyi Ngu, en el estado de Kayin, Myanmar.

Aumenta la asistencia

Pese a las dificultades de acceso, las agencias humanitarias de la ONU y sus socios han aumentado la ayuda en las zonas de conflicto del sureste y noroeste del país con el objetivo de ayudar a las personas desplazadas y a las comunidades de acogida.

Por su parte, al margen de la escasez de fondos, los organismos para la seguridad alimentaria han brindado asistencia vital a 1,4 millones de personas, una cuarta parte del objetivo original para 2022.

Desde principios de este año, más de 100.000 personas del millón que se tiene como objetivo, se han beneficiado de servicios y tratamientos nutricionales en todo el país. Esto incluye a más de 70.000 individuos en Rakhine, más de 21.000 en Yangon, 4500 en Kachin, 4200 en Ayeyarwady, 1300 en Kayin y casi 270 en el norte de Shan.

Falta de fondos

OCHA también indicó que, no obstante las enormes necesidades, su almacén de suministros podría enfrentar desabastecimientos de productos nutricionales preventivos y terapéuticos, al igual que de otros pertrechos, a partir de junio.

Asimismo, advirtió que todavía existe un alto riesgo de transmisión de diarrea acuosa aguda en los campamentos de desplazados en Rakhine, debido a la escasez de agua y saneamiento, y explicó que durante la estación seca, muchas instalaciones dependen del transporte de agua por camión o bote.

El déficit de financiamiento que encaran las agencias humanitarias es mayúsculo: del llamamiento del Plan de Respuesta Humanitaria para 2022 por 826 millones de dólares con la meta de asistir a 6,2 millones de personas, sólo se había recibido el 5% (37,2 millones de dólares) a fines del primer trimestre del año.

De acuerdo con la ONU, los fondos de todas las agencias son insuficientes, lo que socava gravemente su capacidad para satisfacer las crecientes necesidades de la población.

El golpe militar de hace más de un año sumió a Myanmar en la incertidumbre. Un informe publicado a mediados de marzo por la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos indicó que más de 1600 personas han sido asesinadas por la junta, pero esa cifra no incluye otros miles de muertes vinculadas al conflicto armado y la violencia que se ha intensificado en todo el país. De los 1600 muertos, al menos cien eran niños.