La ONU solicita 1790 millones de dólares para ayudar a los refugiados y migrantes venezolanos

Unas mujeres sentadas con sus hijos entre un grupo de migrantes venezolanos que se han instalado en un espacio público en Huaquillas, Ecuador, después de que fueran rechazados al intentar cruzar la frontera con Perú.
© World Vision, Chris Huber- Ecuador
Unas mujeres sentadas con sus hijos entre un grupo de migrantes venezolanos que se han instalado en un espacio público en Huaquillas, Ecuador, después de que fueran rechazados al intentar cruzar la frontera con Perú.

La ONU solicita 1790 millones de dólares para ayudar a los refugiados y migrantes venezolanos

Migrantes y refugiados

La pandemia del COVID-19 ha deteriorado todavía más las condiciones de las personas refugiadas y migrantes venezolanas que, ante el cierre de fronteras terrestres, se vieron obligadas a soportar condiciones climáticas extremas, catástrofes naturales y amenazas de las redes de trata. Pese a los mecanismos de protección por parte de los países de acogida, las vulnerabilidades y los riesgos a los que se enfrentan han aumentado drásticamente

La Organización Internacional para las Migraciones y la Agencia de la ONU para los Refugiados lanzaron este jueves un plan regional por un monto de 1790 millones de dólares en apoyo a las crecientes necesidades de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela, y las comunidades de acogida en 17 países de América Latina y el Caribe.

El número de personas refugiadas y migrantes de Venezuela repartidas en todo el mundo ya ha superado los seis millones y la gran mayoría de ellas llevan muchos años desplazadas fuera de su país de origen.

Aunque varios de los países de acogida ya han establecido mecanismos de protección y regularización para que los migrantes y refugiados puedan acceder a derechos y servicios, a medida que esta situación se prolonga en el tiempo, las vulnerabilidades y los riesgos que afrontan las personas venezolanas han aumentado drásticamente.   

El representante especial conjunto para los refugiados y migrantes de Venezuela de ambos organismos, Eduardo Stein, destacó que la colaboración de la comunidad internacional “sigue siendo crucial para atender las necesidades más urgentes de las personas refugiadas y migrantes, y para ayudar a los países de acogida a garantizar su integración socioeconómica".

"Quienes han salido de Venezuela están dispuestos a contribuir y devolver a las comunidades que les han acogido,” destacó Stein.

Este comedor comunitario ofrece comidas a refugiados y ecuatorianos. Hace un año, Yusleidy y su hijo mayor Axel huyeron de Venezuela. Axel padece una enfermedad cardíaca que, debido a la falta de acceso al tratamiento, estaba poniendo en riesgo su vida.
ACNUR/Ilaria Rapido Ragozzino
Este comedor comunitario ofrece comidas a refugiados y ecuatorianos. Hace un año, Yusleidy y su hijo mayor Axel huyeron de Venezuela. Axel padece una enfermedad cardíaca que, debido a la falta de acceso al tratamiento, estaba poniendo en riesgo su vida.

El coronavirus todavía ha deteriorado más la situación

La pandemia del COVID-19 ha empeorado las condiciones de vida de las personas más vulnerables en toda la región, entre ellas las personas refugiadas y migrantes, provocando un aumento del desempleo y la pobreza, mayores dificultades para acceder los servicios básicos y educativos, y graves riesgos de protección como resultado de la falta de estatus regular.

Además, con el cierre de las fronteras terrestres para contener la propagación del COVID 19, los venezolanos recurrieron a rutas informales exponiéndose a graves peligros, como las condiciones climáticas extremas, las catástrofes naturales y las amenazas de las redes de trata, explotación y abuso controladas por traficantes.

El Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes 2022 se lanzó este jueves en respuesta a esas necesidades urgentes, y para buscar soluciones a más largo plazo que permitan a las personas venezolanas reanudar sus vidas.

La iniciativa busca fortalecer aún más las respuestas tanto a nivel nacional como regional apoyando la prestación de servicios humanitarios esenciales, entre ellos la asistencia sanitaria, el alojamiento, la alimentación, el agua, el saneamiento y la higiene en los países de acogida.

"Los esfuerzos de regularización en curso son un gesto de solidaridad y requerirán una importante inversión financiera para que sean exitosos", dijo Stein. "Se necesita un mayor compromiso y esfuerzos más concertados para garantizar que nadie se quede atrás".

El plan de respuesta de este año reúne a 192 entidades asociadas entre las que se encuentran las agencias de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales internacionales y nacionales, la sociedad civil y organizaciones encabezadas por refugiados, migrantes y comunitarias.