El programa de reformas de la OMS contra pandemias avanza, pero le falta rapidez y unidad

El análisis de la agrupación encargada de la planificación y la réplica contra epidemias denuncia la desigualdad en el reparto de las vacunas COVID-19 y advierte que la salud mundial “no puede convertirse en rehén del sector farmacéutico”. Afirma que la respuesta es “crear un auténtico modelo de bienes públicos mundiales”.
La agenda de los progresos mundiales contra la epidemia del coronavirus todavía es demasiado “desigual” y “a veces fragmentada”, anunció este lunes el último informe semestral de rendición de cuentas del Grupo Independiente de Preparación y Respuesta frente a las Pandemias establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las máximas responsables del Grupo, la expresidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, y la ex primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark, declararon sentirse “alentadas” por algunos de los avances para solucionar las principales lagunas detectadas en la preparación y la respuesta ante pandemias, y también destacaron que las conversaciones en torno a este tema se llevan a cabo “en los lugares adecuados”.
“El mundo necesita ahora que estas conversaciones converjan, especialmente en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde los jefes de Estado y de Gobierno pueden anunciar sus compromisos y trazar el camino hacia un mundo más seguro, incluido un nuevo Consejo de Amenazas Sanitarias Mundiales que proporcione el liderazgo y la responsabilidad tan necesarios", especificó Clark.
El estudio resume los avances que se han producido desde la publicación del primer informe del Grupo el pasado mes de mayo, donde se analizaban los nueve meses de respuesta mundial y nacional del COVID-19, las recomendaciones inmediatas para acabar con la enfermedad y un paquete de medidas de ámbito internacional destinadas a impedir que un futuro brote se convierta en otra pandemia.
Durante el medio año transcurrido desde la presentación del plan de acción contrajeron el coronavirus unos 90 millones de personas más y fallecieron cerca de 1,65 millones.
La desigualdad en materia de vacunación continúa siendo motivo de gran preocupación ya que la cobertura total en los países más pobres continúa siendo muy baja: en algunos, menos del 1% de la población está totalmente vacunada.
El Grupo calculó que al 1 de septiembre había al menos mil millones de dosis disponibles para redistribuir a los países de bajos ingresos, pero que, pese a las promesas públicas de los países ricos, solo “una pequeña fracción” de esas dosis se entregó
“La idea de que un trabajador sanitario pobre esté desprotegido mientras los sanos y ricos reciben dosis de refuerzo debería plantear un profundo dilema moral. Para esto sólo hay una solución: la equidad en las vacunas", destacó Johnson Sirleaf.
Ambas aseveraron que la salud mundial “no puede convertirse en rehén de una industria farmacéutica que compra patentes y las desarrolla con el fin de obtener beneficios”, y que la respuesta ante esta encrucijada sigue siendo “la creación de un auténtico modelo de bienes públicos mundiales”.