Las nuevas enfermedades de la democracia en América Latina son el populismo, la polarización y la fragmentación política, asegura Piñera

El Presidente de Chile, Sebastián Piñera Echenique (en las pantallas), interviene en el debate general del 76º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU.
ONU/Cia Pak
El Presidente de Chile, Sebastián Piñera Echenique (en las pantallas), interviene en el debate general del 76º período de sesiones de la Asamblea General de la ONU.

Las nuevas enfermedades de la democracia en América Latina son el populismo, la polarización y la fragmentación política, asegura Piñera

Paz y seguridad

El presidente de Chile también denuncia en la ONU a los líderes políticos que llegan al poder gracias a la democracia pero después la socavan para eternizarse en el poder, avasallando los otros poderes independientes del país.

Aparte de sufrir razones endémicas como la pobreza y la desigualdad y afecciones como la pandemia del coronavirus, las democracias de América Latina padecen una serie de enfermedades “tóxicas y letales” para sus sociedades, como son “el virus del populismo, el cáncer de la polarización y la peste de la fragmentación política”.

La persona encargada de lanzar esta advertencia durante su discurso en la sesión inaugural del 76º periodo de sesiones de la Asamblea General fue el presidente de Chile, Sebastián Piñera.

“El virus del populismo opera prometiendo soluciones demagógicas y fantasiosas que sabe que no puede cumplir. Y a cambio de efímeras satisfacciones presentes, termina siempre por sacrificar el futuro, al debilitar el progreso, las instituciones democráticas y el imperio del Estado de Derecho”, denunció.

Piñera añadió que la polarización impide la consecución de “acuerdos y compromisos” que contamina el tejido social e infecta a las instituciones”, mientras que la fragmentación “hace imposible articular y procesar las diferentes visiones y demandas sociales y dificulta los acuerdos y la gobernabilidad”.

Chile, a las puertas de una nueva constitución

El mandatario chileno no se detuvo ahí y reveló que las democracias también sufren una nueva forma de amenaza: la de los gobiernos elegidos democráticamente que “maniobran para eternizarse en el poder, avasallan la independencia de los otros poderes del estado, cooptan los órganos encargados de supervigilar los procesos electorales y aplastan a los opositores”.

A su parecer, estas formas de intimidación aparecieron en Chile durante el “estallido social de 2019” ya que, aparte de las “legítimas demandas sociales”, se produjo “una ola de violencia irracional, inusitada e inaceptable”.

Una situación que se encauzó mediante “un proceso pacífico, institucional y democrático” basado en la constitución chilena y el estado de derecho.

“Hoy, luego de un plebiscito trasparente y participativo, tenemos una Convención Constitucional, democráticamente elegida, integrada de forma paritaria por hombres y mujeres y con presencia de representantes de nuestros pueblos originarios. Esta Convención deberá proponer a la ciudadanía una nueva constitución, la que deberá ser ratificada o rechazada por la ciudadanía a través de un plebiscito”, recordó.

2021, el año del despegue de la energía solar y eólica

Con relación al cambio climático destacó que este “no ha estado en cuarentena” durante la pandemia del coronavirus y que su avance continúa más rápidamente y con efectos más graves de los esperados. “Y, lo más grave, algunas de sus consecuencias ya son irreversibles”, por lo que indicó que nos enfrentamos a una crisis climática.

Piñera resaltó que ha llegado el momento de pasar a la acción “con firme voluntad y sentido de urgencia”, ya que las generaciones actuales son las últimas que pueden evitar que la crisis climática acabe convirtiéndose en un “apocalipsis medioambiental”.

Por ello, indicó que dos terceras partes de las centrales eléctricas alimentadas por carbón estarán cerradas el año 2025 y todas ellas en 2040. Además, indicó que trabajan para convertir el 70% de su matriz energética en energías limpias y renovables el año 2030 hasta llegar prácticamente al 100% en 2050.

A modo de ejemplo, explicó que durante el año en curso se han inaugurado más capacidades de energía solar y eólica que en toda la historia de Chile, pero al mismo tiempo señaló que no basta con reducir la huella de carbono del país.

“Debemos ser más ambiciosos y lograr que nuestros esfuerzos por producir energías limpias y renovables trasciendan nuestras fronteras y ayuden a otros países a cumplir sus propias metas de descarbonización. Para esto estamos desarrollando el Hidrógeno Verde, una energía limpia y renovable, en cuyo proceso de producción se aprovechan las bondades de nuestra geografía: la alta y constante radiación solar de nuestros desiertos. Y los fuertes y permanentes vientos de la Patagonia”, explicó.

A todas estas medidas añadió la electrificación del sistema del transporte público, la protección de los océanos y su biodiversidad, el cuidado de los bosques y la economía circular.