Los países de América Latina y el Caribe deben incluir en sus planes de educación a los niños más desfavorecidos

Niños guatemaltecos estudian desde su casa siguiendo las guías del Ministerio de Educación durante la pandemia de COVID-19.
© UNICEF/Daniele Volpe
Niños guatemaltecos estudian desde su casa siguiendo las guías del Ministerio de Educación durante la pandemia de COVID-19.

Los países de América Latina y el Caribe deben incluir en sus planes de educación a los niños más desfavorecidos

Cultura y educación

Un nuevo informe subraya la necesidad de tomar medidas urgentes para llegar a los estudiantes que se han quedado rezagados en el contexto de la pandemia del coronavirus en una región que ya antes de la emergencia sanitaria era la más desigual del mundo.

Antes de la pandemia, en 21 países de América Latina y el Caribe los estudiantes de las familias de mayores ingresos tenían cinco veces más probabilidades que los más pobres de terminar la enseñanza secundaria superior, hoy esas diferencias se han agravado y pueden aumentar aún más si no se toman medidas urgentes para incluir a todos los niños y adolescentes en los planes de educación.

El nuevo estudio “Todos y todas sin excepción” fue elaborado por el equipo del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM), la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) y el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe- SUMMA.

El documento muestra que el COVID-19 ha profundizado las brechas educativas en América Latina y el Caribe, que ya de por sí era la región más desigual del mundo antes de que iniciara la pandemia.

Si bien el estudio reconoce los esfuerzos de los países para continuar el proceso educativo a través de modalidades a distancia, subraya la necesidad de adoptar provisiones para llegar a quienes se han quedado rezagados.

Desastre generacional

Una niña de 11 años en Ecuador recibe una guía para estudiar durante el cierre de escuelas por la pandemia de COVID-19
© UNICEF/Martin Kingman
Una niña de 11 años en Ecuador recibe una guía para estudiar durante el cierre de escuelas por la pandemia de COVID-19

Sus recomendaciones plantean medidas que los países deben priorizar en los planes de respuesta y recuperación para que la emergencia educativa no se convierta en un desastre generacional.

Los resultados de aprendizaje en la región ya eran bajos antes del COVID-19. Sólo la mitad de los jóvenes de 15 años leía correctamente. En Guatemala y Panamá, por cada cien estudiantes de 15 años de estrato socioeconómico alto que domina los conocimientos matemáticos básicos, solo diez lo hace entre los estudiantes más desfavorecidos. Los pueblos indígenas y las personas afrodescendientes también tienen tasas de rendimiento y de alfabetización más bajas que el resto de la población.

En el tercer grado, los estudiantes para quienes la lengua utilizada en la escuela no es su lengua materna tienen menos probabilidades de alcanzar un nivel mínimo de competencia de lectura. La probabilidad de que las personas afrodescendientes concluyan la educación secundaria es 14% menor que la de sus pares no afrodescendientes en Perú, y un 24% menor en Uruguay según datos del 2015. Las personas jóvenes con discapacidad tienen, en promedio, 10% menos de probabilidades de asistir a la escuela que sus pares.

Una niña estudiando con una computadora portátil proporcionada por la Fundación OLPC (una computadora portátil por niño). Montevideo, Uruguay
PNUD Uruguay/Pablo La Ros
Una niña estudiando con una computadora portátil proporcionada por la Fundación OLPC (una computadora portátil por niño). Montevideo, Uruguay

Baja calidad, desigualdad y exclusión

Javier González, director de SUMMA comentó que los sistemas educativos de la región no sólo se caracterizan por su baja calidad, “sino también por sus altos niveles de desigualdad y exclusión social”.

Agregó que el problema se ha exacerbado con la pandemia. “Por esta razón debemos invertir y reformar urgentemente nuestros sistemas educativos para desarrollar su capacidad de adaptación a las necesidades particulares de sus estudiantes y territorios, reconociendo, valorando y construyendo sobre la diversidad, como elemento esencial y constitutivo de la calidad educativa”, dijo.

El informe contiene una serie de recomendaciones para la siguiente década, que ayudarán a los países de la región a alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 y hace un llamado a las escuelas para que sean más inclusivas.  Entre esas recomendaciones destacan las siguientes:

  • Mejorar la recolección de datos para saber quiénes están quedándose atrás. Sólo cuatro de los 21 países del Caribe habían realizado desde 2015 una encuesta de hogares de acceso público para desglosar los indicadores de educación por características individuales. La República Dominicana fue el único país del Caribe que participó en una evaluación transnacional del aprendizaje en el mismo período.
  • Capacitar al cuerpo docente para que enseñe de manera inclusiva. En Brasil, Colombia y México, más de la mitad del personal docente reportó tener una gran necesidad de capacitación para poder enseñar al alumnado con necesidades especiales.
  • Representar a todos los grupos de manera justa y respetuosa en los currículos y libros de texto. Los textos de varios países tienden a presentar a los pueblos indígenas en imágenes y situaciones estereotipadas, o tienden a no representarlos en absoluto. A menudo no se prestan apoyos educativos en el idioma del hogar, afectando a niños de comunidades indígenas, a los niños y jóvenes de origen haitiano que han migrado a países de habla hispana o anglófona, y a los niños cuya lengua materna es distinta a la lengua oficial de la escuela, como sucede típicamente en los países del Caribe.

El Informe indica que la región suele ser un ejemplo de leyes y políticas sólidas que expresan una voluntad de cambio, pero hace un llamado para que éstas se pongan en práctica de manera más adecuada. Actualmente, diez de los 19 países en el mundo que adoptan la inclusión para todos en sus leyes educativas están en América Latina y el Caribe. Sin embargo, aunque sólo en el 42% de los países de la región las leyes prevén la educación de las personas con discapacidad en entornos separados, no muchas escuelas primarias ordinarias reciben a estudiantes con discapacidad.