La crisis de COVID-19 en América Latina es más aguda por la falta de integración regional, dice el presidente de Chile

El Presidente de Chile, Sebastián Piñera Echeñique (en las pantallas), se dirige al debate general del septuagésimo quinto período de sesiones de la Asamblea General.
ONU/Eskinder Debebe
El Presidente de Chile, Sebastián Piñera Echeñique (en las pantallas), se dirige al debate general del septuagésimo quinto período de sesiones de la Asamblea General.

La crisis de COVID-19 en América Latina es más aguda por la falta de integración regional, dice el presidente de Chile

ONU y Secretario General

Pese a que América Latina posee todas las condiciones para ser una región desarrollada, con amplios territorios, abundantes recursos naturales y sin guerras, continúa siendo un continente subdesarrollado con casi un tercio de su población viviendo en condiciones de pobreza, un flagelo que la crisis del coronavirus va a agravar significativamente, afirmó este martes el presidente de Chile.

Durante su discurso en el debate de alto nivel de la Asamblea General, Sebastián Piñera lamentó la oportunidad perdida en el continente americano.

“No hemos sido capaces de aprovechar en plenitud los talentos y oportunidades de nuestros pueblos. No hemos logrado avanzar hacia una verdadera integración regional. Y estamos atrasados en nuestra incorporación a la Revolución Tecnológica y Digital, que ha permitido la Sociedad del Conocimiento y la Información”, destacó.

Logros regionales

Como avances latinoamericanos resaltó la creación hace ocho años de la Alianza del Pacífico, a la que calificó de “referente regional de integración económica” y la de PROSUR, una instancia de coordinación y colaboración de los países democráticos de América del Sur, que, según Piñera, fue “muy útil para enfrentar la pandemia del coronavirus”.

Entre los retrocesos, citó la actual situación que vive Venezuela y consideró que ese país  “sufre la más grave crisis política, social, económica y humanitaria de su historia”

“La mejor solución para superar la crisis venezolana es la constitución de un gobierno de transición y la realización de elecciones libres y democráticas, para que el pueblo venezolano pueda elegir libre y soberanamente a sus gobernantes y los caminos a recorrer.”

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El estado de excepción siguió las normas de derechos humanos

Piñera también fue autocrítico y dijo que durante los últimos 30 años en su país no se supo “aprovechar con suficiente fuerza las capacidades del crecimiento para disminuir las desigualdades, frenar los abusos, avanzar hacia una mayor igualdad de oportunidades y dar servicios de mayor calidad en áreas tan importantes como la educación, la previsión y la salud”.

A consecuencia de ello, agregó, surgieron en Chile y en otros países de la región importantes movimientos sociales a los que el gobierno escuchó con atención y sentido de urgencia, y puso rápidamente en marcha una Nueva Agenda Social para hacerse cargo y avanzar en las soluciones a estas demandas.

“Lamentablemente, y aprovechándose de estas manifestaciones, nuestro país experimentó también una enorme e inesperada explosión de violencia, incendios, disturbios, destrucción y delincuencia, que no respetaron a nada ni a nadie y causaron un grave daño al cuerpo y alma de Chile”, enfatizó.

Piñera explicó que durante estos momentos difíciles y violentos tuvo que recurrir al estado de excepción y que su “gobierno tomó todas las medidas y precauciones posibles y necesarias para garantizar el respeto de los derechos humanos de todos”.

“Aplicamos normas estrictas y para regular el uso de la fuerza por parte de las Policías, en plena concordancia con las normas internacionales de derechos humanos. Adoptamos una política de plena transparencia a la ciudadanía en matera de información relacionada a los derechos humanos y reforzamos el sistema de defensores públicos”, dijo.

Por último, destacó que la mayoría de chilenos quiere perfeccionar, modernizar o cambiar la Constitución, por lo que emplazó a la ciudadanía a participar en el Plebiscito del 25 de octubre, que marcaría el inicio de un proceso constituyente que finalizaría en una nueva Carta Magna.  

“Esta crisis representa una oportunidad para lograr un acuerdo constitucional que permita que nuestra Constitución sea un gran marco de unidad, estabilidad y proyección hacia el futuro. Es también una oportunidad de conectarnos mejor con nuestros ciudadanos y seguir avanzando, con mayor fuerza y urgencia, hacia una sociedad más libre, más justa, con mayor igualdad de oportunidades, donde todos seamos iguales en dignidad e iguales ante la ley, y donde el progreso y el desarrollo sean más inclusivos y sostenibles”, destacó.