Coronavirus en Siria: un brote del COVID-19 sería devastador en los campamentos de desplazados

El impacto económico de la guerra en Siria es ya muy alto, incluso antes de la llegada del coronavirus COVID-19.
UNICEF/Khydr Al-Issa
El impacto económico de la guerra en Siria es ya muy alto, incluso antes de la llegada del coronavirus COVID-19.

Coronavirus en Siria: un brote del COVID-19 sería devastador en los campamentos de desplazados

Ayuda humanitaria

Cerca de un millón de desplazados por la intensificación de los combates en el noroeste de Siria desde diciembre de 2019 se encuentran hacinados en campamentos de refugiados. Un brote del COVID-19 sería devastador, asegura la agencia de la ONU que les facilita los alimentos para sobrevivir.

Tras confirmarse la llegada de los primeros casos de coronavirus a Siria y con casi una década de enfrentamientos en el país árabe, el Programa Mundial de Alimentos destacó este martes que los casi ocho  millones de sirios que padecían inseguridad alimentaria, y eran ya extremadamente vulnerables, necesitan más apoyo que nunca para mantenerse sanos.

El Prorama advirtió que las progresivas medidas de cierre del país debido al COVID-19 pueden provocar un mayor empobrecimiento de las familias debido a la pérdida de ingresos, el deterioro de la economía y el aumento de los precios de los alimentos.

Las familias dependen cada vez más de estrategias de racionamiento para hacer frente a la situación.

Así, una de las principales necesidades como es la de seguir una dieta nutritiva y adecuada, necesaria para fortalecer su sistema inmunológico, quedará fuera del alcance de muchos.

El último estudio sobre el aumento de los precios de los alimentos reveló que las familias dependen cada vez más de estrategias de racionamiento para hacer frente a la situación. Entre ellas se contempla: reducir el número de comidas y el tamaño de las raciones consumidas a diario, vender el ganado y los bienes para comprar alimentos y un mayor endeudamiento.

El precio de la canasta de productos básicos ha aumentado una media del 67% desde febrero de 2019. Las familias de Idlib fueron las más afectadas, ya que los precios de los alimentos han aumentado en un 119% en un período de 12 meses. Los precios han aumentado aún más desde que se pusieron en práctica las medidas de contención por la pandemia.

Ante las medidas de confinamiento de COVID-19 que limitan los desplazamientos de la población, la agencia de la ONU  ha introducido una serie de medidas para garantizar que los beneficiarios reciban sus prestaciones de la forma más segura posible.

El PMA proporciona alimentos que salvan las vidas a 4,5 millones de personas cada mes y actualmente ha tomado medidas excepcionales para afrontar la llegada del coronavirus:

  • Aumentó sus turnos y horas de distribución durante el día
  • Instaló puestos lavado de manos
  • Ayudó a practicar el distanciamiento social en los puntos de distribución
  • Notificó mediante mensajes de texto cuándo se puede recoger la asistencia para evitar las multitudes.
  • Distribuyó jabón y folletos informativos sobre la higiene en asociación con UNICEF
  • En estrecha colaboración con sus socios busca establecer la distribución ambulante para llevar los alimentos lo más cerca posible de los hogares de las familias
  • Tras el cierre de todas las escuelas debido a la pandemia de COVID-19 se suspendió el programa de alimentación escolar afectando a más de un millón de niños. El PMA continúa buscando alternativas para que los estudiantes no pasen hambre

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Una familia siria recolecta varas para hacer una fogata la noche del sábado luego de no haber podido cruzar de Turquía a Grecia en el punto fronterizo de Edirne.
©OIM/Emrah Özesen
Una familia siria recolecta varas para hacer una fogata la noche del sábado luego de no haber podido cruzar de Turquía a Grecia en el punto fronterizo de Edirne.

Situación en el país

Tras el alto el fuego del 6 de marzo, la situación en el noroeste sigue siendo tensa pero relativamente tranquila y todavía no se ha registrado ningún caso de coronavirus.

Más de 2300 desplazados internos siguen buscando refugio y más de 300.000 viven ahora en tiendas de campaña y escuelas debido a la falta de opciones de alojamiento.

En el noreste, la central de abastecimiento de agua de Allouk, en la provincia de Al-Hasakeh, se cerró varias veces, según informan las fuerzas turcas. La estación es la principal fuente de agua para unas 460.000 personas en la ciudad de Al-Hasakeh, Tell Tamer y los campos de desplazados internos de Al-Hol y Areesha.

La situación de seguridad en estas dos provincias se mantiene estable. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios, más de 70.000 personas siguen desplazadas tras la ofensiva de las fuerzas turcas a principios de octubre, y casi 130.000 personas regresaron a sus lugares de origen en las provincias de Al-Hasakeh y Ar-Raqqa.

Los socios del Programa Mundial de Alimentos  siguen distribuyendo asistencia alimentaria a las 69.000 personas que viven actualmente en el campamento de Al-Hol, incluidos 10.000 extranjeros.

 En el sur del país, se comenzaron a aplicar las medidas cautelares de COVID-19 en la distribución de la asistencia, como el control de aglomeraciones, el establecimiento de turnos adicionales para el personal que trabaja en los puntos de distribución, así como la ampliación del número de días de reparto para evitar el hacinamiento. Asimismo, en las provincias de Quneitra y Dar'a se iniciaron las entregas puerta a puerta cuando fue posible.

Ámbito regional

La agencia de la ONU  está preocupada por la seguridad alimentaria en la región de Oriente Medio y el Norte de África. Esta amplia zona arrastra años de conflicto, inestabilidad política y recesión económica, y muchos países están mal equipados para responder a la pandemia.

De continuar durante varios meses la crisis del coronavirus, la región puede ser testigo de la escasez de alimentos. La región importa el 65% del trigo que consume y gasta alrededor de 110.000 millones de dólares en importaciones de alimentos.