Mis abuelas me enseñaron a hablar dulegaya, dice Diwigdi Valiente, quien abraza a su bisabuela en esta foto.

Conciencia ecológica en lengua guna

Cortesía de Burwigan/Leygh Allison
Mis abuelas me enseñaron a hablar dulegaya, dice Diwigdi Valiente, quien abraza a su bisabuela en esta foto.

Conciencia ecológica en lengua guna

Cultura y educación

Los guna son un pueblo originario de la selva continental, que llegó a la costa huyendo de la malaria y la fiebre amarilla para encontrar su nuevo hogar hace más de 120 años en el noreste de Panamá, en la comarca hoy llamada Guna Yala en reconocimiento de la identidad de sus habitantes, quienes mantienen vivo su idioma. Diwigdi Valiente, un joven guna se ha convertido en una figura central de la conciencia guna sobre el cambio climático.

Los guna son un pueblo indígena que vive en Panamá y el norte de Colombia, un pueblo orgulloso de su idioma, el dulegaya, hablado por más de 30.000 personas, según los datos oficiales del censo panameño de 2010.

Los guna se autodefinen como un pueblo montañero originario de la selva continental, que llegó a la costa huyendo de la malaria y la fiebre amarilla para encontrar su nuevo hogar hace más de 120 años en el noreste de Panamá, en la comarca alguna vez conocida como San Blas y hoy llamada Guna Yala en reconocimiento a la identidad de sus habitantes, quienes mantienen vivo su idioma dentro de su territorio.

La comarca Guna Yala abarca una estrecha franja continental y un archipiélago de 365 islas. Esta condición de pueblo costero e insular ha hecho a los guna el pueblo americano más vulnerable al cambio climático y la contaminación del mar. Más aún, se considera que serán el primer pueblo indígena desplazado por el aumento del nivel del mar debido al calentamiento global.

Aunque su eventual reubicación en tierra firme es inevitable y el Gobierno panameño ha comenzado ya ese éxodo con la población de una de las islas, la amenaza de ver su territorio desaparecer bajo el agua, sumada a su ancestral respeto a la naturaleza, ha colocado a los guna a la vanguardia de la conciencia ambiental.

Luchadores guna contra el cambio climático. Guna Yala, Panamá
Cortesía de Burwigan/Leygh Allison
Luchadores guna contra el cambio climático. Guna Yala, Panamá

Diwi, defensor del idioma y la naturaleza

Diwigdi Valiente es un panameño guna de 30 años nacido en la comarca Guna Yala y defensor de los valores de su comunidad: la cultura, la lengua y el cuidado de la naturaleza. Diwigdi o Diwi, como lo llaman sus amigos, es también un activista incansable que entendió la gravedad de la amenaza climática cuando asistió a un congreso en Dublín hace 5 años.

“Así que al regresar tomé la misión de hacer que el cambio climático fuese un problema reconocido por la población panameña y en particular por la población indígena guna.”

Fue entonces que Diwi ideó Burwigan, un proyecto para crear conciencia entre los niños guna. Y lo nombró Burwigan precisamente porque significa niños en dulegaya. Diwi está convencido de que los niños tienen el poder de cambiar los patrones negativos en nuestra sociedad y proteger el medio ambiente.

“Burwigan nace como una iniciativa personal para comunicar sobre la contaminación que causa el plástico y los efectos del cambio climático específicamente en la isla de la que yo provengo, que se llama Playón Chico.”

Tomé la misión de hacer que el cambio climático fuese un problema reconocido por la población panameña y por la población indígena guna

Con una población de alrededor de 4000 personas, Playón Chico es la segunda isla más habitada de Guna Yala y uno de los lugares más afectados por el aumento del nivel del mar en Panamá.

“Lo que hacemos es llevar artistas que realizan diferentes talleres en conjunto con la comunidad, con los niños, con los maestros y las mujeres para crear conciencia sobre cómo el cambio climático les va a afectar en los próximos años.”

“Lo que hacemos básicamente es llamar la atención del público en general y de las autoridades nacionales para que se comience a debatir cómo buscar soluciones al cambio climático o buscar formas de mitigar y disminuir su impacto y para que las comunidades estén preparadas. El cambio climático y la contaminación por plástico hasta hace unos años era un tema que no recibía mayor importancia por parte de las autoridades locales. Lo que estamos haciendo con nuestro proyecto ahora es darle visibilidad al problema no sólo por parte de los artistas que trabajan con burwigan sino por parte de los miembros de la comunidad y de los niños.”

Niños guna jugando después de participar en las actividades del proyecto Burwigan contra los plásticos y el cambio climático en Guna Yala,Panamá.
Cortesía de Burwigan/Leygh Allison
Niños guna jugando después de participar en las actividades del proyecto Burwigan contra los plásticos y el cambio climático en Guna Yala,Panamá.

[Descarga nuestra aplicación Noticias ONU para IOS o Android.]

Términos inexistentes en dulegaya

Los niños guna participantes en Burwigan hablan dulegaya, dice Diwi, quien descubrió que es una lengua en la que no existen términos para un fenómeno de la modernidad que afecta a la naturaleza.

“En este proceso nos hemos dado cuenta de que comunicar el cambio climático es más complicado de lo que parece en comunidades las indígenas ya que muchísimos de los términos no existen en nuestro idioma. Entonces hemos buscado la forma de traducir algunos de los mismos y buscar similitudes o analogías para que la gente entienda el problema al que nos estamos enfrentando.”

Diwi explica que también han combinado palabras creando nuevos términos y, en algunos casos, han conservado el español para referirse a lo que no tiene nombre en dulegaya.

Guiados por los artistas, los niños y sus comunidades trabajan en talleres de arte utilizando plástico, latas y otros desechos para darles una segunda vida y comunicar que tanto el plástico como el cambio climático son un problema cada vez más peligroso.

“Por ejemplo, en un taller hicimos diferentes esculturas con plástico, eran esculturas en forma de pescado que colocamos a diferentes niveles de altura alrededor de las casas de la comunidad, las palmeras y diferentes edificios en la isla y dependiendo del nivel en donde estaba el pescado, la gente podía visualizar dónde estará el nivel del agua en los próximo 20, 50 y 100 años.”

Burwigan empezó a operar en 2016 y, además de crear conciencia en la comunidad guna, tiene el objetivo de llamar la atención de las autoridades del Gobierno nacional panameño, el sector privado y las organizaciones internacionales para recaudar los fondos que hacen falta para trasladar a los guna al continente.

“Estamos llevando el proyecto de la mano de la comunidad, del congreso local de Playón Chico. Aparte del apoyo que tenemos de la comunidad hemos logrado el respaldo de la empresa Suez, que es la que se encarga del saneamiento de la Bahía de Panamá y también una de las grandes recicladoras de plástico. Adidas también acaba de firmar una alianza con nosotros para hacer una limpieza de la isla al mes y sacar toda la basura de la comunidad hasta la ciudad.”

Los guna tienen una historia de pueblo combativo y defensor de su cultura que llegó incluso a tener un periodo de independencia muy breve, pero que le sirvió como una gran palanca de negociación al reintegrarse a Panamá, que en ese entonces tenía poco más de 20 años de ser independiente, y lograr una autonomía única entre los pueblos indígenas del continente.

Autonomía y educación bilingüe

“Es una comunidad muy orgullosa de su lengua y esto está muy ligado a las historias de lucha que tuvimos para poder alcanzar nuestra autonomía. En 1925 el pueblo guna se armó y empezó una revolución contra el Gobierno panameño que nos permitió ser independientes por un periodo corto de 15 días, pero al formar nuevamente parte de Panamá se empezaron todas las negociaciones que ahora nos han llevado a tener la autonomía que tenemos. Tenemos nuestras propias leyes, nuestro propio sistema judicial basado en las tradiciones del pueblo.”

El dulegaya se habla en los tres territorios guna en Panamá: las comarcas de Guna Yala, de Madugandí y de Wargandí.

Es una comunidad muy orgullosa de su lengua y esto está muy ligado a las historias de lucha que tuvimos para  alcanzar nuestra autonomía

“Estos son tres territorios reconocidos por la legislación panameña como territorios indígenas guna y en Colombia existe otro donde se habla el idioma. Las personas que viven en la comunidades que son principalmente islas en Guna Yala, su idioma principal es el guna, como lengua secundaria se aprende el español. Actualmente contamos con un sistema de educación bilingüe intercultural que fue aplicado hace unos diez años y que está comenzando a dar frutos en el presente, ya que en el pasado, a pesar de que el idioma se aprendía en la casa, las clases se daban todas en español, entonces era complicado para muchas personas poder desarrollar los dos idiomas a la vez y terminaba pasando que ni el español ni el guna se hablaban de forma fluida correctamente, pero ahora con el nuevo sistema de educación bilingüe intercultural, todos los niños que entran a la escuela no sólo aprenden las clases en español sino también en guna.”

En Panamá hay actualmente 7 lenguas indígenas y 5 territorios indígenas que gozan de la autonomía ganada por los guna. Cada uno tiene su congreso regional y dentro de cada uno existe una unidad encargada de la protección y del cuidado de las lenguas tradicionales. En el caso del pueblo guna, hacen congresos regionales periódicos a nivel comarcal para hablar sobre la educación bilingüe intercultural, también hay congresos específicos en los que se discute sobre la lengua y su supervivencia.

Niña guna particpante en el proyecto Burwigan descansa tras ayudar a recoger los plásticos en Playón Chico, Panamá.
Cortesía de Burwigan/Leygh Allison
Niña guna particpante en el proyecto Burwigan descansa tras ayudar a recoger los plásticos en Playón Chico, Panamá.

Lo aprendí de mis abuelas

Sin embargo, con la movilización de las islas y de las zonas indígenas a las ciudades, las nuevas generaciones están perdiendo el idioma. Un ejemplo de este fenómeno triste y desafortunado es la historia de la familia de Diwi.

“Mi abuelo se mudó a la ciudad de Panamá hace unos 50 años buscando una mejor calidad de vida para sus hijos. Afortunadamente mi papá y sus hermanos crecieron en las islas y aprendieron el idioma desde el principio, pero cuando vinieron a la ciudad les era muy difícil adaptarse ya que el español no era un idioma que manejaran y comenzaron a estudiar en español. Después de que pasaron todas las dificultades de poder adaptarse a la cultura panameña y al lenguaje, fue un poco difícil para ellos poder mantener el idioma con sus hijos, es decir, cuando yo crecí, mi papá no me hablaba en guna, me hablaba en español, igual que mi abuelo, que vivía en la ciudad. Y era solamente cuando tenía contacto con mi familia que todavía estaba en las islas cuando podía practicar el idioma y fue gracias a mi abuela y a mi bisabuela con las que he tenido contacto desde bebé y que nunca me han hablado en español que, hoy en día yo soy afortunado de poder manejar nuestro idioma.”

La discriminación ha sido un elemento de mucho peso en la pérdida de las lenguas amerindias de Panamá, el dulegaya entre ellas, aunque eso parece estar cambiando, según la percepción de Diwi, quien ha llegado a beneficiarse de su origen.

“Los niveles de discriminación en Panamá hasta hace tres décadas eran bastante altos, pero ya empieza a haber una movilidad en la sociedad en general en cuanto a aceptar la multiculturalidad de nuestro país. Yo estoy seguro de que mi abuelo dejó de hablar el idioma porque para él era vergonzoso ser considerado una persona indígena. Mi papá creo que comenzó ya a rescatar un poco más de nuestra cultura y no se avergonzaba de hablar nuestro idioma y yo crecí en un entorno en el que ser indígena representaba ser discriminado pero a la vez se fortalecía ese valor de ser indígena porque fue lo que me dio muchísimas oportunidades a nivel académico profesional. Por ser indígena recibí una beca del Gobierno de Panamá en 2008 para estudiar administración de hoteles y restaurantes en Suiza y el requisito principal era ser de un grupo originario y yo la obtuve por ser del grupo indígena guna.”

Esta apertura del Gobierno panameño para darles oportunidades a los pueblos indígenas, no obstante, no ha prosperado como debería.

“El seguimiento que se le dio a las políticas de inclusión no ha sido el mejor. Por ejemplo, cuando yo fui a estudiar a Suiza éramos alrededor de 200 estudiantes becados y al regresar a trabajar en Panamá para el Gobierno, no había plazas de trabajo para todas las personas que habíamos estudiado fuera. Hay un interés importante del Gobierno central de incluir a las comunidades indígenas, pero no se da seguimiento a los programas y terminan siendo infructíferos.”

Un hombre de la comunidad guna que habita en Playón Chico, Guna Yala, Panamá.
Cortesía de Burwigan/Leygh Allison
Un hombre de la comunidad guna que habita en Playón Chico, Guna Yala, Panamá.

Lenguas indígenas y globalización

En el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, Diwi invita a que se respeten y promuevan esos idiomas para que los pueblos que las hablan se integren al desarrollo y devenir del mundo de hoy.

Los pueblos indígenas están dentro de un proceso de globalización que no tiene marcha atrás

“Los pueblos indígenas están dentro de un proceso de globalización que no tiene marcha atrás y para poder realmente integrarnos a este proceso de globalización debemos entender al 100% de qué se trata. Para poder entender, la sociedad en general y el mundo occidental se tienen que dar cuenta de que nuestros idiomas estaban primero y que ésa es la forma en que nos comunicamos. Es muy importante que todas las lenguas indígenas tomen relevancia en todos los países y que cada país trabaje porque se integre a los pueblos indígenas en los procesos de consulta, pero para que esto se haga debemos tener más claridad respecto a los idiomas y cómo se deben hacer las traducciones.”

Reportaje: Carla García