Vista de las montañas rocosas en la localidad de Telluride, en Colorado, Estados Unidos.

Tres prioridades para salvar el planeta: consumo, biodiversidad y cambio climático

Noticias ONU/Antonio Lafuente
Vista de las montañas rocosas en la localidad de Telluride, en Colorado, Estados Unidos.

Tres prioridades para salvar el planeta: consumo, biodiversidad y cambio climático

Cambio climático y medioambiente

Acabar con el actual consumismo insostenible, recuperar la biodiversidad que estamos perdiendo a pasos agigantados y afrontar de una vez el cambio climático son las tres prioridades que la Vicesecretaria General de la ONU considera imprescindibles para salvar nuestro planeta, del que advirtió se encuentra en un punto de inflexión sin precedentes.

Amina Mohamed, que intervino en la Cumbre One Planet y en la reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre el Medio Ambiente, donde se encontraban distintos jefes de Estado y de Gobierno, expuso la gravedad de la situación que afronta La Tierra debido a las actividades del ser humano.

Recordó, por ejemplo, que 2018, el cuarto año más cálido registrado, fue uno en el que se batieron lamentables marcas: “Ni una sola región del mundo se salvó de los efectos de la alteración del clima, desde los super tifones en Filipinas y el sur de China hasta las sequías extremas en Argentina y Ciudad del Cabo, en Sudáfrica”.

“Estamos ante un punto de inflexión para nuestro planeta”, declaró antes de indicar que el foco de la Asamblea General sobre el Medio Ambiente se centra en buscar soluciones innovadoras para los tres retos ambientales más acuciantes: el consumo insostenible, la pérdida de biodiversidad y el impacto del cambio climático.

Producción y consumo sostenible

En 2017, los recursos extraídos de la tierra alcanzaron 90.000 millones de toneladas métricas y menos del 10 por ciento de esos recursos fueron reciclados nuevamente a la economía. Además, millones de toneladas de plástico fluyen hacia nuestros océanos, con consecuencias devastadoras para la vida marina.

“Todos los días vivimos con las deficiencias de un modelo económico lineal basado en ‘Tomar, hacer y disponer’”, explicó que la número dos de las Naciones Unidas, quien señaló que todas esas deficiencias se plasman “en la forma en que producimos, usamos y descartamos los teléfonos móviles”.

Estos teléfonos que todos usamos se construyen normalmente con al menos 60 metales diferentes, desde el grafito hasta el silicio y el oro. La extracción de muchos de estos metales es extremadamente dañina para el medio ambiente y para las personas y comunidades involucradas en la extracción.

Mientras tanto, en el otro extremo de la cadena de producción y consumo, cada año se generan alrededor de 45 millones de toneladas de desechos electrónicos, por un valor aproximado de 55.000 millones de dólares. Y esta cifra está creciendo, mientras se recicla o reutiliza menos del 20% de esa basura.

 Los niveles crecientes de desechos electrónicos desechados representan riesgos para la salud humana, el cambio climático y el desarrollo: filtran las toxinas en los suelos y las capas acuáticas, afectan la calidad del agua que bebemos y emiten metano, que contribuye al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Frente a esos retos, Mohamed indicó que existen distintos ejemplos de medidas que reducen la sobreexplotación de recursos naturales o eliminan la contaminación, como por ejemplo la decisión de la cadena de hoteles Hilton de reducir en un 50% el consumo y desperdicio de agua o la de Costa Rica y la India de prohibir los plásticos de un solo uso.

“Nuestra solución para salir de estos ciclos insostenibles de consumo y producción es clara: debemos cambiar nuestra percepción de que el progreso económico requiere un agotamiento de los recursos naturales. Debemos centrarnos en crear productos con pocos componentes y productos que duren, en lugar de lanzarlos después de un solo uso. Debemos asegurarnos de que cada producto roto, desechado o agotado se pueda reciclar o reutilizar, en lugar de terminar en un vertedero o en un lado de una carretera. Y debemos apoyar el recrecimiento de todos los recursos renovables, para garantizar que estén disponibles para las generaciones futuras. Debemos, en efecto, crear una economía circular”.

La vicesecretaria general, Amina Mohammed, se dirige a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente en Nairobi, en Kenya.
PNUMA/Cyril Villemain
La vicesecretaria general, Amina Mohammed, se dirige a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente en Nairobi, en Kenya.

Pérdida de la biodiversidad

También vinculada a nuestros hábitos de consumo y producción insostenibles está la pérdida de la biodiversidad.

“Nuestro uso de la tierra y los recursos para alimentar nuestra economía conduce a la destrucción de ecosistemas y hábitats vitales”, aseguró la vicesecretaria general de la ONU.

En un informe publicado recientemente , se observa que la extracción y el procesamiento de los recursos amenaza gravemente la biodiversidad. Además, desde 1970, la extensión de los humedales en Europa y Asia Central ha disminuido en un 50%. Alrededor del 40% de la tierra en Asia occidental está en riesgo de desertificación.

El impacto potencial en la salud, la economía y la sociedad de la pérdida continua de biodiversidad es tremendo. Por ejemplo, el valor económico que genera la naturaleza en las Américas se estima en aproximadamente 24,3 billones de dólares anuales.

Pero también en esta área existen ejemplos de medidas que pueden revertir la situación: En la India, un grupo de mujeres agricultoras está trabajando para conservar los cultivos tradicionales utilizando bancos de semillas y prácticas agrícolas tradicionales. De hecho, las mujeres son uno de los grandes impulsos que necesita el medio ambiente.

Cambio Climático

Otro de los grandes enemigos es el cambio climático que amenaza nuestra salud, nuestros ecosistemas naturales, nuestra agricultura, nuestras economías, nuestra salud y nuestra seguridad.

“El cambio climático también está vinculado a nuestros hábitos insostenibles de consumo y producción. Supimos esta semana que el 53% de las emisiones son causadas por la extracción y el procesamiento de recursos. El año pasado, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático dijo que solo tenemos 12 años para cambiar de rumbo. De lo contrario soportaremos consecuencias irreversibles”, afirmó Mohamed.

Para hacer frente a este inmenso desafío recordó que el Secretario General, António Guterres, ha convocado una reunión de líderes mundiales que tendrá lugar en septiembre de este año en Nueva York, “no para que vengan con discursos sino con un plan”, ya que el Acuerdo de París no es suciente para detener el cambio climático.

Y añadió: “Un plan para reducir las emisiones en un 45% durante la próxima década y alcanzar la meta de cero emisiones netas en 2050. Un plan para descarbonizar la electricidad y finalmente construir infraestructuras y ciudades más sostenibles. Un plan para crear no solo empleos verdes, sino empleos verdes decentes. Un plan lo suficientemente ambicioso y lo suficientemente creíble para convencer a todas las personas que salen a las calles de que se los toma en serio”.

También aquí y en todo el mundo ya se están desarrollando muchas soluciones innovadoras. En Nigeria, las nuevas mini redes eléctricas piloto en cinco estados están permitiendo que las aldeas se conecten a electricidad confiable y sin carbono.

“La Cumbre será un momento de ambición global y multilateralismo inclusivo”, prometió la vicesecretaria general.

Miles de millones para reforestar África

En la Cumbre One Planet, la comunidad internacional ha ofrecido miles de millones de dólares para ayudar a reforestar y conservar los bosques de África. En total, 27 países africanos se han comprometido a recuperar 100 millones de hectáreas de ecosistemas degradados, en un área del tamaño de Egipto.

África se lleva la peor parte del cambio climático, pero es el continente que menos contribuye a este fenómeno.

“De lo que se trata hoy es de asegurarnos de que a medida que crecemos en África no terminemos contribuyendo al cambio climático, que tenemos la oportunidad de crecer hacia el verde y no hacia el marrón”, declaró Mohamed, que agradeció el anuncio del Banco Mundial que destinará 22.500 millones de dólares a adaptación y mitigación del cambio climático en África.

Langosta arcoiris en Madagascar.
PNUMA: Arendal/Peter Prokosch Edit

 

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