La ONU celebra reapertura de la frontera norte de Brasil a los venezolanos

Personal de ACNUR verifica y asiste a los refugiados, solicitantes de asilo y personas de interés provenientes de Venezuela en el refugio Rondón I recientemente inaugurado en Boa Vista, Roraima, en el norte de Brasil.
ACNUR/Reynesson Damasceno
Personal de ACNUR verifica y asiste a los refugiados, solicitantes de asilo y personas de interés provenientes de Venezuela en el refugio Rondón I recientemente inaugurado en Boa Vista, Roraima, en el norte de Brasil.

La ONU celebra reapertura de la frontera norte de Brasil a los venezolanos

Migrantes y refugiados

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) vio con buenos ojos la reapertura de la frontera brasileña en Roraima, por la que miles de migrantes venezolanos cruzan diariamente para escapar a la crisis que azota al país sudamericano. 

Azuzado por la migración masiva de venezolanos internándose a su territorio, el estado brasilero de Roraima cerró brevemente su frontera norte para impedir el paso de más migrantes venezolanos hasta que aquellos que ya se encontraban dentro fueran trasladados a otros lugares del país. Sin embargo, horas más tarde un magistrado del Tribunal Supremo brasileño revocó el fallo y reabrió la frontera. 

Unos 117,000 venezolanos han pedido asilo este año, una cantidad mayor que en todo 2017, informó el martes ACNUR

"ACNUR celebra la decisión de anoche del tribunal supremo brasileño de anular una decisión de un juez federal en el estado fronterizo de Roraima para suspender la admisión de venezolanos al país y cerrar la frontera", dijo el vocero de la agencia, William Spindler.

Más venezolanos 

En Ginebra, Spindler agregó que cientos de venezolanos cruzan al norte del estado brasileño de Roraima, cerca de la ciudad de Pacaraima, todos los días en busca de seguridad.

Más de 200 venezolanos no pudieron finalizar su registro de inmigración durante el breve cierre de la frontera el lunes, pero no fueron deportados y no se produjeron retrocesos, según la agencia de la ONU.

Actualmente, Brasil alberga a más de 32,700 solicitantes de asilo venezolanos; otros 25,000 tienen permitido legalmente quedarse en el país, ya que tienen permiso de trabajo o residencia.

"El número total de solicitantes de asilo venezolanos este año - esto es solicitudes de asilo en todas partes - es de 117,000 ... y esta cifra supera la cantidad total de peticiones realizadas el año pasado", dijo Spindler.

Esta situación se produce en medio de informes de escasez generalizada de alimentos y medicinas, inflación en aumento, disturbios políticos y violencia en Venezuela.

Tensiones en la frontera

Al señalar las "tensiones" en la frontera entre los residentes de Roraima y los recién llegados, el vocero del ACNUR dijo que la agencia continuaría apoyando los esfuerzos para satisfacer las necesidades de los que llegan a Brasil.

Hasta ahora, las autoridades han dado tradicionalmente la bienvenida a todas las personas que necesitan protección y les han proporcionado acceso a los derechos y servicios básicos, dijo Spindler, agregando que el movimiento entre las fronteras en América Latina a menudo es muy fluido.

"Hubo algunas tensiones entre la población local y los venezolanos", recalcó. "Entendemos que ha habido una gran afluencia en Roraima y es por eso por lo que estamos ayudando a las autoridades a hacer frente a la situación".

Hasta la fecha, el ACNUR ha ayudado a más de 800 venezolanos a trasladarse a otras áreas en Brasil para aliviar la tensión en Roraima, que ha visto la mayor afluencia de personas que buscan refugio.

Indígenas vapuleados

La agencia de la ONU dice que la mayoría de los que abandonan Venezuela por Brasil y su vecino Colombia necesitan asistencia urgente con documentación, vivienda, alimentos y atención de la salud que busca proporcionar trabajando con las autoridades y las organizaciones asociadas.

Entre quienes han recibido ayuda de ACNUR hay un número creciente de indígenas que se ven vulnerables debido a la escasez de alimentos.

Entre ellos se encuentra la familia del líder comunitario de Warao, Eligio Tejerina, de 33 años, cuyo hijo menor murió luego de enfermar de neumonía.

"Como no tenían medicina, no pudo recibir el tratamiento adecuado", dijo Tejerina, de 33 años.

Sus cinco hijos sobrevivientes ya estaban debilitados y angustiados por el hambre. Como ya no podían encontrar comida en el mercado local, su única opción era irse, explicó.

"Decidimos venir a Brasil porque nuestros hijos estaban hambrientos", dijo. "Solían llorar de hambre. Tenían solo una comida al día, por la noche. Solo una pequeña porción ".