Excombatientes de la FARC cultivan la paz en una granja integral

Trabajadores de la Granja Nueva Colombia comienzan a trabajar en el campo desde el amanecer.
Hisae Kawamori
Trabajadores de la Granja Nueva Colombia comienzan a trabajar en el campo desde el amanecer.

Excombatientes de la FARC cultivan la paz en una granja integral

Paz y seguridad

Desde las cinco de la mañana y rodeados por las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, más de 40 ex miembros de las FARC-EP trabajan cultivando la tierra para abastecer de hortalizas a decenas de escuelas del departamento de La Guajira, en Colombia.

Marcos Martinez ingresó a las filas de las FARC-EP cuando tenía apenas quince años, y participó del conflicto durante otros veintitrés, ahora es el administrador de la Granja Integral Nueva Colombia donde se han cambiado las armas por las rejas de arado.

“Nos reunimos para hacer proyectos, pero ya no en actividades de guerra. Tenemos un plan de trabajo y desarrollamos actividades de sembrado de cultivo de maíz, plátano, fríjol, yuca, tomate y ají, entre otras hortalizas”, cuenta Martínez, quien trabaja junto a más de 40 excombatientes y miembros de las comunidades aledañas del corregimiento del Conejo, en el departamento de la Guajira.

El proyecto, que surgió por el esfuerzo propio de los integrantes de la FARC como parte de su reincorporación social y económica en el marco del proceso de paz, fue impulsado con una inversión del Programa Mundial de Alimentos (PMA), y es apoyado por la Misión de Verificación de la ONU en Colombia.

“La mayoría de los integrantes de las FARC tienen vocación agrícola. Sus padres han sido campesinos. Nos hemos levantado en el campo y durante la confrontación también teníamos unidades ubicadas en puntos estratégicos para cultivar la tierra y auto sostener a la fuerza”, explica Martínez.

Ese es el caso de Marta, por ejemplo, quien también trabaja en la Granja y se unió a las FARC después de que su padre fue asesinado por grupos paramilitares. La violencia además desplazó a su familia, y hasta acabó con el caserío indígena a donde huyó a refugiarse con su abuela.

“Viendo el ejército de un lado y los paramilitares del otro, me llené de mucho miedo y vi que mi única opción eran las FARC”, dice.

Una cooperativa para la paz

Marcos Martínez, el administrador de la Granja Nueva Colombia
Hisae Kawamori
Marcos Martínez, el administrador de la Granja Nueva Colombia

Marcos, Marta y otros excombatientes fundaron la Cooperativa Multiactiva para la Paz de Colombia o COOMPAZCOL, que, en convenio con el PMA, abastece a 24 escuelas de la Guajira con tomates y plátanos. La granja integral es uno de los cinco proyectos de la unión, que además cuenta con unidades productivas de confecciones, abono orgánico, ebanistería y turismo.

“La cooperativa a pesar de ser joven ha venido tomando fuerza y las Naciones Unidas nos han ayudado a solucionar problemas de tipo logístico y el PMA nos está ayudando con el mercado y comercialización”, asegura Marcos.

Durante la inauguración de la cooperativa en mayo de este año, la representante adjunta del Secretario General para Colombia, Jessica Faieta, aseguró que estos proyectos se convertirán en los nuevos medios de vida y modo de ingreso para los excombatientes.

Marcos Martínez dice que lo que necesitan es apoyo y que sueñan con ampliar el alcance de sus productos y llegar incluso a supermercados.

“Nosotros tenemos la fuerza de trabajo, la disponibilidad y las ganas, pero necesitamos respaldo”, dice, agregando que esperan poder acceder a la tecnología necesaria en el campo para poder seguir creciendo. 

Marcos resalta que los proyectos de la cooperativa incluyen tanto a hombres como mujeres, y que estas últimas asumen un “papel protagónico” en todos los escenarios.

“Yo estoy muy agradecida con Naciones Unidas porque desde que se inició este proceso todo el tiempo nos han acompañado y nos siguen acompañando, con su ayuda y nuestro esfuerzo hemos logrado sacar adelante la cooperativa”, expresa Marta, quien es una de las siete mujeres que hacen parte de la granja Nueva Colombia y lideran proyectos de ecoturismo y confección.

El futuro de la reconciliación

Miembros de la cooperativa COOMPAZCOL trabajan en el campo, en Colombia.
Hisae Kawamori
Miembros de la cooperativa COOMPAZCOL trabajan en el campo, en Colombia.

Así como su compañera, Marcos agradece el apoyo de la ONU, que ha verificado el proceso de desarme y la implementación de los acuerdos de paz desde su firma en la Habana en 2016.

La reincorporación y reintegración a la vida civil de los excombatientes aún se encuentra en su primera etapa, y como declaró recientemente el representante especial del Secretario General, Jean Arnault, sigue siendo un “asunto pendiente” y se necesita acelerar el progreso en la implementación de proyectos productivos.

Hasta el momento, tal y como COOMPAZCOL, la mayoría de las iniciativas han sido autofinanciadas por los propios excombatientes y otras organizaciones, y el objetivo del Gobierno de brindar oportunidades a 14.000 miembros de las FARC “está lejos de alcanzarse” según el último informe de país del Secretario General.

“El verdadero camino para salir de este conflicto de 53 años es el diálogo, y seguimos apoyando este proceso porque entendemos que con la violencia no se logra nada. Ahora estamos en un momento difícil, pero tenemos toda la disponibilidad para aportar lo mejor que tenemos”, concluye Marcos Martinez.