Crecen los residuos electrónicos: qué hacer con los aparatos que ya no funcionan

Sólo el 20% de los desperdicios electrónicos de reciclan formalmente, aunque están valorados en miles de millones de dólares.
OIT
Sólo el 20% de los desperdicios electrónicos de reciclan formalmente, aunque están valorados en miles de millones de dólares.

Crecen los residuos electrónicos: qué hacer con los aparatos que ya no funcionan

Objetivos de Desarrollo Sostenible

¿Qué le pasa a una computadora o un refrigerador cuando dejan de funcionar? ¿Adónde van todos esos residuos? En 2016, los aparatos eléctricos y electrónicos desechados generaron 44,7 millones de toneladas de residuos, o el equivalente a nueve pirámides de Giza. Los expertos calculan que para 2021 el problema crecerá todavía más: sobrepasaremos los 50 millones de toneladas de residuos electrónicos.

El informe Global E-waste Monitor 2017 del programa Ciclos Sostenibles de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) analiza el estado de la creciente acumulación de este tipo de desechos electrónicos y eléctricos, además de proponer soluciones como el reciclaje y estándares para reutilizar materiales. También destaca la importancia de que los ciudadanos contribuyan a reciclar y reducir la acumulación de electrónicos.

“El problema de los residuos electrónicos del mundo sigue creciendo. Es esencial que se mejoren las mediciones para poder monitorear los objetivos e identificar políticas públicas”, dice Jakob Rhyner, vicerrector de la UNU.

Pérdidas millonarias

En 2016, tan solo el 20% de los residuos electrónicos fueron recolectados y reciclados, a pesar de que contenían ricos depósitos de oro, plata, cobre, platino, paladio y otros materiales de gran valor para ser reutilizados.

El estudio calcula que el valor de los materiales reutilizables contenidos en este tipo de residuos superaría los 55.000 millones de dólares, más que el producto interior bruto (PIB) de la mayoría de países del mundo.

Los países que más desechos electrónicos generan son Australia y Nueva Zelanda, con 17,3 kilos por persona.

Las Américas generaron 11,6 kilos de residuos electrónicos por habitante en 2016 y solo reciclan el 17%, un registro parecido al de Asia (15%). Sin embargo, el continente asiático genera tan solo un tercio de los residuos por habitante.

Este tipo de aparatos son los que generan el 75% de los residuos electrónicos:

Aparatos pequeños: como aspiradoras, microondas, equipos de ventilación, tostadoras, máquinas de afeitar eléctricas, calculadoras, radios, cámaras de video, juguetes eléctricos. Generaron 16,8 toneladas de residuos en 2016. Se espera que para 2020 crezcan un 4% anual.

Aparatos grandes: lavadoras, secadoras, friegaplatos, hornos eléctricos, impresoras, paneles fotovoltaicos. En 2016 generaron 9.2 toneladas de residuos, con un crecimiento anual del 4% hasta 2020.

Aparatos de cambio de temperatura: neveras, congeladores, aires acondicionados, calentadores. Generaron 7,6 toneladas de residuos en 2016, y se calcula que crecerán un 6% anualmente.

Aparatos de telecomunicaciones pequeños: celulares, teléfonos, computadoras, calculadoras, sistemas de GPS. En 2016 generaron casi 4 toneladas, con un crecimiento proyectado del 2% cada año.

Más celulares que personas

El crecimiento constante del uso de internet y de la aplicación de nuevas tecnologías en ámbitos como la salud, la educación, las políticas públicas, el entretenimiento o el comercio han contribuido al aumento de la demanda de equipos electrónicos para gestionar la información.

Con una población mundial de 7.400 millones de personas, el mundo tiene actualmente 7.700 millones de suscripciones a teléfonos celulares: es decir, hay más celulares que personas.

El informe aporta algunos datos sorprendentes sobre los aparatos de telecomunicación:

  • Más de ocho de cada 10 personas tiene cobertura celular en el mundo.
  • Casi la mitad de la población del mundo (3.600 millones de personas) usa internet y tiene ordenador con conexión en casa.
  • Con la conversión de la televisión analógica a la digital, muchos televisores son desechados sin necesidad, dejando montañas de tubos de rayos catódicos en el mundo.
  • La media de vida de un teléfono celular en Estados Unidos, China y Europa no pasa del año y medio o dos años.
Tecnología más barata

La caída de los precios de los productos electrónicos y eléctricos los han hecho más asequibles en todo el mundo. Además, se ha establecido una cultura consumista que alienta al reemplazo de los aparatos cada poco tiempo.

El aumento del poder adquisitivo de ciudadanos en muchos países en desarrollo se ha reflejado en un aumento de ventas de productos electrónicos y eléctricos, siendo los productos que registran un mayor crecimiento de ventas entre 2000 y 2016 en estos países.

Reciclar, reutilizar y reparar

El informe aboga por que se mejore el diseño de los componentes en los aparatos electrónicos y eléctricos para que resulte más fácil reciclarlos, se recolecten y reutilicen más equipos viejos y que se controlen más de cerca este tipo de residuos y la recuperación de recursos útiles.

Un dato optimista es que cada vez más países están aprobando leyes para el reciclaje de este tipo de residuos. Actualmente son 67 los países comprometidos con el problema de la acumulación de desechos electrónicos.

Pero queda mucho por hacer, explican los autores del informe. Tan solo 41 países cuantifican los residuos que se generan y reciclan oficialmente. El paradero de la mayoría de los desechos (34 toneladas de más de 44) sigue siendo desconocido.

“Muchos recursos se echan a perder. Todavía hay mucho por hacer a la hora de canalizar mejor los flujos de residuos para incrementar los índices de reciclaje y recuperar los materiales que puedan ser útiles en el futuro”, explica Rüdiger Kühr, coautor del informe.

En los países donde no existen regulaciones sobre residuos electrónicos, este tipo de desecho son a menudo tratados como cualquier otro residuo, causando graves riesgos a la hora de manejar materiales tóxicos de los aparatos, como la extracción de recursos valiosos como el cobre o el oro por grupos informales que no ofrecen protecciones a sus trabajadores.

“Debemos considerar más seriamente lo que estamos comprando y el impacto medioambiental de estas tecnologías”, subraya Kühr. “También sería bueno que los consumidores presionaran más a la industria para mejorar el impacto medioambiental de sus productos”.

Descargue el informe completo aquí.