
El 13 de octubre, la Asamblea General de Naciones Unidas eligió unánimemente a António Guterres para tomar el mando como el noveno Secretario General de la Organización. Guterres fungió previamente como el 10º Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), de junio de 2005 a diciembre de 2015. En ese cargo supervisó el proceso de reforma estructural más profundo en la historia de ACNUR. Guterres también desarrolló la capacidad de la agencia para responder a algunas de las mayores crisis de desplazamiento ocurridas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Foto ONU/Jean-Marc Ferré

El Alto Comisionado, António Guterres, con niños desplazados en el campamento Riyad en la región sudanesa de Darfur. Cuando visitó el campamento de Riyad en Darfur, el Alto Comisionado António Guterres les dijo a los líderes que no se debería forzar a nadie para que regresara a su casa y que ACNUR y la Unión Africana estaban trabajando para mejorar la seguridad del campamento. “El principal trabajo de la ONU aquí es tratar de presionar para que haya paz”, apuntó refiriéndose a las estancadas conversaciones de paz de Abuja entre el Gobierno sudanés y los dos movimientos rebeldes de Darfur. ACNUR/Hélène Caux

Guterres habla con un grupo de niños en el campamento Tham Hin para refugiados Karen. Lo acompaña la subsecretaria de Estado estadounidense, Ellen Sauerbrey. Más de 14.000 refugiados Karen que huyeron de conflictos en su país, Myanmar, viven en nueve campamentos a lo largo de la frontera entre Tailandia y Myanmar. En una visita a Tailandia, Guterres estuvo en el campamento de Tham Hin del Gobierno tailandés, donde subrayó: “Los refugiados son víctimas, no son una amenaza”, y agregó que “pueden ser víctimas una segunda vez si no se toma en cuenta su situación real para reforzar su seguridad”. ACNUR/N.Tanprasert

El Alto Comisionado de la ONU saluda a una familia congolesa desplazada durante su visita a los campamentos de la provincia de Kivu del Norte. El
Alto Comisionado para los Refugiados António Guterres visitó a algunos de los 2,1 millones de desplazados en las provincias orientales de la República Democrática del Congo. El volátil entorno de seguridad limita el acceso de los equipos de ACNUR a muchas áreas de la provincia de Kivu del Norte, restringiendo la asistencia que se puede brindar a la población. “Estoy profundamente preocupado por el sufrimiento de la gente y por su terrible situación humanitaria, agravado por los nuevos enfrentamientos”, apuntó. ACNUR / D. Nthengwe

El Alto Comisionado y el ministro de Uganda, Tarsis Kabwegyere, anuncian la repatriación de 450 refugiados al condado de Magwi, en Sudán del Sur. Los repatriados viajaron en un convoy de 15 vehículos. “Podremos duplicar el número de personas regresando cada semana”, dijo Guterres a cientos de refugiados en el campamento de Madi Okollo, en el distrito de Arua, en el norte de Uganda. Las caravanas de ACNUR llegaron a transportar hasta 1.200 refugiados sudaneses de Uganda a Sudán del Sur. ACNUR/R.Russo

António Guterres habla con mujeres saharauis de camino a un proyecto en Tindouf fundado por ACNUR. El jefe de la ONU para los refugiados terminó una gira por el norte de África después de conseguir un acuerdo para tomar medidas que fomentaran la confianza de los refugiados saharauis del Sahara Occidental. El Alto Comisionado António Guterres afirmó que ACNUR no podría resolver los problemas de los saharauis, ya que eran problemas políticos, pero dijo que sí podía ofrecerles “aliviar parte de su dolor”. ACNUR/M.Echeverria

El Alto Comisionado explica a un grupo de etíopes los riesgos de embarcarse en la peligrosa travesía del Golfo de Aden. En el pueblo portuario de Obock, en Djibouti, Guterres llamó la atención sobre las decenas de miles de somalíes y etíopes que arriesgan sus vidas cada año para cruzar el Golfo de Aden en embarcaciones precarias sobrecargadas que zarpan del Cuerno de África. “El viaje es peligroso. Mucha gente ha perecido y quienes sobreviven la travesía sufren mucho”, enfatizó frente a un grupo de gente que había esperado varios días a los traficantes de personas para cruzar. ACNUR/ R. Russo

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, António Guterres, charla con participantes en el Festival para Refugiados en Quito. En su tercera visita a Ecuador, el Alto Comisionado discutió en Quito y Guayaquil con los refugiados colombianos en esas urbes los desafíos que afrontaban, incluidos los problemas de documentación. Guterres se comprometió con ellos a seguir trabajando con el Gobierno ecuatoriano “para garantizar la implementación del marco legal de protección a los refugiados o para cerrar la brecha entre ese marco y la realidad”. ACNUR/Siegfried Modola

Un grupo de refugiados sirios dan la bienvenida al Alto Comisionado al campamento de Domiz, en Dohuk, en el Kurdistán iraquí. En medio del éxodo continuo de los sirios hacia la región del Kurdistán iraquí, Guterres encomió al Gobierno regional por acoger a cerca de 200.000 personas, incluidas unas 47.000 que acababan de llegar. “Este influjo representa una gran presión a la economía e infraestructura, además de que tener una guerra en el país vecino es siempre una amenaza”, reconoció el jefe de la ONU para los refugiados. ACNUR/S. Baldwin

António Guterres y el ministro turco de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoglu, con niños sirios refugiados. Con más de 2,3 millones de refugiados sirios en la región, Turquía acoge a 582.000 de ellos. En el campamento de refugiados de Harran-Kökenli, en Turquía, Guterres se sumó a altos funcionarios de Líbano, Jordania, Turquía, Iraq y Egipto para pedir a la comunidad internacional mostrar su solidaridad con los países que albergan a la vasta mayoría de los refugiados que huyen del conflicto en Siria.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, António Guterres, sentado entre dos niños sirios en un área de juegos del Centro de Identificación de Moria, en la isla griega de Lesbos. Al evaluar las condiciones de la isla griega de Lesbos, el punto de desembarco de decenas de miles de personas que llegan en embarcaciones de traficantes desde la costa turca, Guterres dijo que los Gobiernos europeos tenían que estar a la altura del “esfuerzo gigantesco” que la isla y su población estaban haciendo para lidiar con la gran cantidad de personas llegando a ese punto de Grecia.