“Se requiere más voluntad política para ejercer la responsabilidad de proteger”

Edward Luck, ex asesor de la ONU para el principio de la responsabilidad de proteger. Foto: ONU/Mark Garten
Edward Luck, ex asesor de la ONU para el principio de la responsabilidad de proteger. Foto: ONU/Mark Garten

“Se requiere más voluntad política para ejercer la responsabilidad de proteger”

La voluntad política es muy escasa y eso es un impedimento para proteger a las personas vulnerables ante crímenes atroces, especialmente cuando se trata de acciones que deben ser empujadas por el Consejo de Seguridad.

Así lo sostuvo este martes Edward Luck, ex asesor de la ONU para el principio de la responsabilidad de proteger. El experto fue uno de los panelistas principales de un diálogo anual organizado por la Asamblea General de la ONU para evaluar los obstáculos en este campo.

El experto propuso dos alternativas para abordar esa traba: “Primero, necesitamos encontrar formas de expandir la base política del Consejo de Seguridad para tomar acciones colectivas, decisivas y oportunas. Segundo, debemos aprender cómo prevenir atrocidades ente la falta de unidad en el Consejo de Seguridad. La Asamblea General podría ayudar a tomar medidas en ambos escenarios”, dijo Luck.

El ex asesor de la ONU en estos temas señaló que el Consejo de Seguridad invocó ese principio en 50 ocasiones, aunque este no se ha hecho efectivo en la práctica en la misma proporción.

El principio de la responsabilidad de proteger es un valor fundamental de Naciones Unidas desde 2005, desde que los Estados miembros aceptaron formalmente aplicar este concepto en la protección de poblaciones ante el genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes de lesa humanidad.

Por su parte, el subsecretario general de la ONU, Jan Eliasson, encomió los progresos en invocar este principio, aunque lamentó que la doctrina no se haya transformado en una realidad concreta.

“Lamentablemente todavía tenemos que hacer plenamente operativo el principio de la responsabilidad de proteger, que fue acordado con tantas esperanzas en 2005. Para que sea efectivo, los Estados miembros deben ejercer su autoridad en interés de las poblaciones en riesgo. Debemos ser más afectivos a la hora de evitar que se repitan crímenes atroces”.