La violencia de milicias pone en juego el futuro de Burundi, advierte el Alto Comisionado de Derechos Humanos

Gervais, de 51 años, con su mujer, cuatro hijos y dos sobrinos, huyeron de Burundi a Rwanda, cruzando el lago Cahoha. Foto: UNICEF/Y. Nijmbere
Gervais, de 51 años, con su mujer, cuatro hijos y dos sobrinos, huyeron de Burundi a Rwanda, cruzando el lago Cahoha. Foto: UNICEF/Y. Nijmbere

La violencia de milicias pone en juego el futuro de Burundi, advierte el Alto Comisionado de Derechos Humanos

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos expresó hoy su profunda preocupación por el alarmante incremento de la violencia y las acciones amenazantes de una milicia pro-gubernamental en Burundi. Zeid Ra’ad Al Hussein pidió que las autoridades nacionales tomen medidas inmediatas para controlarla.

Su oficina está alarmada por los testimonios que ha recibido de refugiados que han huido de Burundi. Estos han informado sobre serias violaciones cometidas por una milicia de jóvenes relacionada al gobierno, conocida como Imbonerakure. Las presuntas violaciones han tenido lugar principalmente en la capital, Bujumbura, y en otras provincias, e incluyen ejecuciones sumarias, secuestros, tortura, amenazas y otras formas de intimidación.

“Si las autoridades estatales están realmente confabulando con una milicia violenta de esta manera, están poniendo en juego el futuro del país de la manera más temeraria posible”, dijo el Alto Comisionado.

“Ahora más que nunca, es esencial que las autoridades burundesas muestren su compromiso con la paz disociándose completamente de sus partidarios violentos y garantizar la rendición de cuentas por cualquier delito o violación de los derechos humanos que hayan cometido”, añadió.

Un refugiado de 19 años de la provincia de Makamba contó a la Oficina del Alto Comisionado que su casa había sido atacada y saqueada durante la noche por miembros de Imbonerakure y que su padre había sido asesinado a puñaladas porque se negó a unirse al partido gobernante.

Otro refugiado aseguró que había sido secuestrado el 15 de abril por cuatro miembros de la milicia, que lo acusaban de apoyar al partido de la oposición. Dijo que lo llevaron a un edificio y que allí lo torturaron y golpearon con una vara de hierro. Durante la entrevista, todavía eran visibles las heridas en su cuerpo.

“Estos informes son realmente escalofriantes, especialmente en un país con la historia de Burundi”, señaló Zeid. “Hemos recibido testimonios consistentes que indican que los miembros de Imbonerakure operan bajo las instrucciones del partido gobernante y con el apoyo de la policía nacional y los servicios de inteligencia, que les proveen armas, vehículos e incluso uniformes”, añadió.

Casi 100.000 burundeses han huido a países vecinos después de más de un mes de protestas contra el presidente Pierre Nkurunziza, que se ha presentado como candidato a un tercer mandato, lo que según sus oponentes contradice la constitución.

El gobierno niega que Imbonerakure sea una milicia pro-gubernamental, asegurando que se trata de un grupo meramente político. En cambio, acusa a la oposición de agravar las tensiones en un país que todavía se recupera de las consecuencias de la guerra civil de 2005.

“Lo último que necesita Burundi después de una década de construcción gradual de la paz, es verse catapultado nuevamente a la guerra civil”, advirtió el Alto Comisionado.

Naciones Unidas y otros países africanos y de la comunidad internacional han tratado de promover el diálogo entre las partes enfrentadas pero varias rondas de discusiones no han logrado salvar la brecha entre la oposición, que exige que Nkurunziza retire su candidatura, y sus defensores, que quieren que continúe.