El Papa recibe a Ban Ki-moon y agradece los esfuerzos de la ONU por la paz y la dignidad

Ban Ki-moon y el Papa Francisco. Foto de archivo: ONU/Eskinder Debebe
Ban Ki-moon y el Papa Francisco. Foto de archivo: ONU/Eskinder Debebe

El Papa recibe a Ban Ki-moon y agradece los esfuerzos de la ONU por la paz y la dignidad

El Secretario General de ONU, Ban Ki-moon, fue recibido hoy por el Papa Francisco en el Vaticano y encomió el compromiso personal del Sumo Pontífice con la erradicación de la pobreza y la promoción del desarrollo sostenible.

“ Confío en que la Iglesia Católica, bajo su liderazgo, continúe trabajando con Naciones Unidas en la promoción de una vida de dignidad para todos”, manifestó Ban durante la audiencia.

El Titular de la ONU subrayó que el mundo afronta numerosos desafíos, incluidos el aumento de la inequidad, la injusticia y la intolerancia entre personas y creencias, que agravan la inseguridad a nivel mundial.

Ban hizo un llamamiento a afrontar esas situaciones basándose en principios como la calma, la compasión, la cooperación y el coraje, que caracterizan el pontificado de Francisco y que han sido una inspiración para personas de todas las regiones.

Por su parte, el Papa agradeció los esfuerzos de Naciones Unidas por la paz mundial, por el respeto de la dignidad humana, la protección de las personas más pobres o débiles y por el desarrollo social y económico.

Subrayó que en los ámbitos políticos y económicos todavía existen muchas personas excluidas de los beneficios del progreso y relegadas a ser “ciudadanos de segunda categoría”.

Francisco pidió una agenda futura de desarrollo ambiciosa y valiente que incida de manera efectiva en las causas estructurales de la pobreza y el hambre.

“Se trata en particular de desafiar todas las formas de injusticia, oponiéndose a la economía de la exclusión, a la cultura del descarte, y a la cultura de la muerte, que por desgracia podrían llegar a convertirse en una mentalidad pasivamente aceptada”, señaló el Papa.

Finalmente invitó a las Naciones Unidas a promover una movilización ética mundial que vaya más allá de diferencia de credos y opiniones políticas y que difunda un ideal común de fraternidad y solidaridad, especialmente con los más pobres y excluidos.