FAO y PMA advierten efecto devastador de crisis económica para víctimas del hambre

FAO y PMA advierten efecto devastador de crisis económica para víctimas del hambre

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El brusco repunte del hambre causado por la crisis económica ha golpeado con mayor fuerza a las personas más pobres en los países en desarrollo, poniendo en evidencia la fragilidad del sistema alimentario mundial y la necesidad urgente de su reforma, señala un informe publicado de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

La combinación de crisis económica y alimentaria ha empujado la cifra de víctimas del hambre en el mundo a niveles históricos: más de mil millones de personas sufren hambre crónica, según estimados de la FAO.

Los datos indican que prácticamente todas las personas desnutridas del mundo viven en los países en desarrollo. En Asia y el Pacífico se calcula que 642 millones sufren hambre crónica, en África subsahariana 265 millones, en Latinoamérica y el Caribe 53 millones, en Oriente Medio y el Norte de África 42 millones y en los países desarrollados 15 millones.

Incluso antes de la reciente crisis el número de personas desnutridas en el mundo se había estado incrementando de forma lenta pero constante durante la última década, según el informe.

En la década de 1980 y a principios de la de 1990 se alcanzaron progresos para reducir el hambre crónica debido en gran parte al incremento de las inversiones en agricultura tras la crisis alimentaria mundial de principios de los 70.

Pero entre 1995-97 y 2004-06, coincidiendo con un descenso sustancial de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) dedicada a la agricultura, el número de hambrientos se disparó en todas las regiones excepto en Latinoamérica y el Caribe. Pero los logros en la reducción del hambre se cancelaron también posteriormente en esta región debido a las crisis económica y alimentaria.

El aumento de víctimas del hambre durante ambos periodos de precios bajos y prosperidad económica y las bruscas subidas en periodos de precios altos y dificultades económicas demuestra la debilidad del sistema de gobernanza de la seguridad alimentaria mundial, según el informe.

La FAO y el PMA continúan defendiendo un enfoque de doble vía para hacer frente la gravedad del hambre aguda a corto plazo -provocada por la escasez de alimentos- y el hambre crónica a largo plazo, que es sintomática de la extrema pobreza, como forma de alcanzar soluciones duraderas.