Migración interna urbana supera éxodo campo-ciudad en América Latina, señala CEPAL

Migración interna urbana supera éxodo campo-ciudad en América Latina, señala CEPAL

La migración interna, definida como el traslado desde una división administrativa a otra dentro del país, supera en América Latina al éxodo campo-ciudad, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Según los censos de 2000, una de cada tres personas reside en un municipio diferente al que nació, y casi una de cada diez cambió de municipio de residencia en los últimos 5 años del siglo XX.

De mantenerse estos niveles, las personas de la región, en promedio, cambiarían su municipio de residencia al menos una vez en la vida. Sin embargo, según el estudio, “el avance de la urbanización regional ha modificado el perfil de los migrantes internos, que ahora se mueven mayoritariamente entre ciudades o dentro de ellas”.

Si bien las ciudades principales siguen siendo atractivas en la mayoría de los países, casi todas aquellas de 5 millones o más de habitantes han pasado a ser expulsoras de población. Así, la migración interna está propiciando la consolidación de un sistema de ciudades más diverso y menos asimétrico, que es más favorable para el desarrollo económico y social.

Sin embargo, la búsqueda de mejores oportunidades por parte de los migrantes y este mayor atractivo de los espacios subnacionales más desarrollados siguen profundizando el estancamiento rural. El flujo campo ciudad persiste y, de hecho, es la razón para el nulo crecimiento de la población rural de la región.

Los sectores rezagados en materia socioeconómica, como el campo y las áreas indígenas, suelen ser expulsores de población, la que, además, tiende a ser joven y calificada. Esta emigración “agrava la situación de esas zonas y afecta negativamente a quienes permanecen allí, lo que constituye una trampa territorial de pobreza”, señala el informe de la CEPAL.

La migración interna sigue registrando niveles importantes en los países de la región, pero las cifras han caído ligeramente desde la década de 1980. Esta sorpresiva tendencia puede deberse a procesos de sustitución de la migración interna por la internacional; desplazamientos diarios para trabajar o estudiar; aumento de la vivienda propia; teletrabajo, entre otras razones. Se descarta, que se deba a una reducción de las desigualdades territoriales dentro de los países.