Concluye taller del ACNUR sobre el derecho a un Estado

Treinta y tres gobiernos y organizaciones no gubernamentales de la ex Unión Soviética participaron en un taller de dos días en Dushanbe, sobre cómo reducir los casos de personas apátridas, organizado por la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

La desintegración de la Unión Soviética y las guerras civiles han contribuido a ese fenómeno.

En Asia Central, se calcula que hay más de 20.000 apátridas que en la actualidad residen en Kazakstán y Kirguistán. Bajo el derecho internacional, un apátrida es alguien que no cuenta con una nacionalidad.

ACNUR considera que esas cifras no reflejan la realidad en el terreno.

Tanto Kirguistán como Turkmenistán sostienen que han dado pasos para prevenir esa situación, otorgando la nacionalidad a los refugiados que viven en sus respectivos territorios.

Philippe Leclerc, experto de ACNUR, dijo que es muy difícil identificar a los apátridas. “Mucha gente vive en áreas rurales con pasaportes soviéticos emitidos en 1974. No han canjeado esos documentos por los pasaportes de los nuevos estados independientes y sólo se enteran de que tienen un problema cuando viajan, buscan empleo o matriculan a sus hijos en la escuela”.

Ninguna de las naciones de Asia Central es parte de los dos acuerdos internacionales sobre poblaciones apátridas: la Convención de 1954 sobre el Estatuto de los Apátridas y la de 1961 para reducir los casos de personas en esa situación.

Según ACNUR la clave para evitar el problema es el registro de todos los niños y la identificación de brechas en las leyes nacionales, como aquellas que impiden a la mujer transmitir la ciudadanía a sus hijos, o la pérdida automática de ella después de haber residido en el extranjero durante mucho tiempo.

Este taller fue el primero en una serie de actividades regionales para mejorar los sistemas de asilo en Asia Central. La Unión Europea financia el 80 por ciento del proyecto y ACNUR suministra los fondos restantes.