Representante en Kosovo pide calma tras acusaciones de crímenes de guerra a primer ministro
“Entiendo la impresión y el enojo por este acontecimiento”, dijo el enviado de la ONU a Kosovo.
No obstante, el diplomático exhortó al pueblo kosovar a expresar sus sentimientos pacíficamente. “Una respuesta violenta no ayudará a Kosovo, sólo servirá a los intereses de quienes quieren obstaculizar su avance”, advirtió.
Agregó que la violencia significaría un golpe a todos los logros recientes de Kosovo, “particularmente a los conseguidos bajo el liderazgo de Haradinaj´s”.
Jessen-Petersen señaló que trabajará con los líderes políticos kosovares para garantizar que haya un gobierno lo más pronto posible, que conduzca a la dividida provincia a las conversaciones finales sobre su situación.
La provincia de Kosovo es administrada por la ONU desde que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) expulsó a las tropas yugoslavas en medio de una serie de abusos a los derechos humanos durante los enfrentamientos entre albanos y serbios en 1999.
En marzo pasado, en el mayor brote de violencia desde que la ONU administra la provincia, un intento albanés de expulsar a las comunidades serbia, gitana y ashkali produjo 19 muertos, casi 1.000 heridos y cientos de casas y sitios culturales destruidos o quemados.
Jessen-Petersen destacó la labor de Haradinaj´s y sostuvo que su liderazgo dinámico y comprometido colocó a Kosovo más cerca que nunca de resolver su situación futura. “Personalmente, me siento triste de no trabajar más con un socio cercano y un amigo”, puntualizó.