OIT apoya lucha contra la pobreza de mujeres en la India

OIT apoya lucha contra la pobreza de mujeres en la India

En todo el mundo las mujeres se organizan para combatir la pobreza. En la India, cientos de grupos de apoyo mutuo son un ejemplo de cómo se pueden organizar para mejorar sus vidas, con apoyo de los sindicatos y de la Organización Mundial del Trabajo (OIT).

A unos 75 kilómetros de Chennai, -conocida antes como Madras- se encuentra Kanchipuram, “la ciudad de los mil templos”, una de las siete ciudades sagradas de la India, y un importante centro de peregrinación para el hinduismo.

Ahí, la OIT ha implementado un proyecto que ha cambiado la vida de cientos de mujeres que participan en “grupos de apoyo mutuo” establecidos con respaldo de la Oficina de Actividades de los Trabajadores de la OIT. Estos grupos garantizan la presencia de los sindicatos en las zonas más remotas del sur de la India.

Una de estas mujeres, con la ayuda de su sindicato, creó el primer grupo de apoyo mutuo en 1997. Ella y otra veintena de mujeres de Keesavarayampatti decidieron ahorrar una rupia por día (1 US$ = 40 rupias), que depositaban en un cofre. Seis meses después, tenían unas 3.600 rupias acumuladas, suficientes para solicitar un préstamo al banco. Después, con la asistencia de la OIT, las mujeres compraron quince vacas.

Estimuladas por el éxito de esta experiencia –que les permitió acceso seguro a la leche para alimentar a sus familias- intentaron organizar a 100 mujeres más. En la actualidad la Federación Rural Nacional de Trabajadoras de la India tiene más de 300 de estos grupos.

De esa forma se alcanzó la meta de organizar a las mujeres en esa zona rural de Tamil Nadu. El desafío había sido planteado un año antes por la abogada vinculada la OIT Susamma Varghese, quien se convirtió en figura clave del proyecto financiado por el Gobierno de Dinamarca y llevado a la práctica por la OIT.

El objetivo del proyecto es incorporar a mujeres del sector rural a los sindicatos, lo cual constituye una respuesta a necesidades sociales urgentes.

Para muchas de estas mujeres el primer paso es liberarse de los prestamistas que imponen tasas de interés de hasta 10% al mes. La mayor parte de estas trabajadoras acorralados por sus deudas pertenecen a las comunidades dalit (intocables) o adivasi (indígenas). Sus deudas rara vez exceden las 10.000 rupias, pero para cancelarlas con frecuencia deben trabajar varios años, y esta obligación incluso puede transmitirse de una generación a otra, sin que estos trabajadores sepan en realidad cuánto terminaron pagando.

Pero las cosas han cambiado desde que los grupos de apoyo mutuo operan en la zona, con apoyo de los sindicatos y con capacitación adecuada para sus miembros. Seis organizaciones sindicales participan en el proyecto de la OIT. Unos 1.200 grupos, cada uno integrado por unas 20 mujeres, realizan reuniones semanales o mensuales en docenas de aldeas indias. Y al parecer hay un efecto multiplicador: desde enero de este año se constituyeron 50 nuevos grupos.

La mayoría de los grupos han podido iniciar actividades que les permiten generar ingresos, como cría de ganado, tejido u horneado, gracias a la acción colectiva y a la pequeña ayuda de la OIT. Ya liberadas del yugo de los prestamistas, estas mujeres comienzan a llevar dinero a sus casas.