Cerca de dos millones de bebés nacen muertos cada año, la gran mayoría -un 84%- en países de ingresos bajos y medianos bajos. Si la COVID-19 reduce los servicios de salud a la mitad podría causar casi 200.000 casos adicionales en 117 países, destaca un informe de la ONU. "Más allá de la pérdida de vidas, los costos psicológicos y financieros para las mujeres, las familias y las sociedades son graves y duraderos", señala la directora del fondo para la infancia.